Por Roberto Valenzuela
En las memorias de Pablo Neruda hay un episodio de su primer encuentro con Fidel Castro (fenecido presidente cubano), donde tuvo que socorrer a un fotógrafo que el joven guerrillero estaba ahorcando. Fidel estaba creando la agencia de noticias Prensa Latina.
El encuentro fue en Venezuela, dos semanas después del triunfo revolucionario de 1959. Fidel fue a agradecer el apoyo venezolano. Líderes comunistas, como Neruda, fueron a las celebraciones. Al llegar al encuentro en la Embajada cubana en Venezuela, fue recibido por la guerrillera Celia Sánchez, amiga y secretaria de Fidel. Fue conducido al humilde dormitorio donde estaba Castro.
El futuro Premio Nobel y la leyenda guerrillera se abrazaron con sonoras palmadas en las espaldas. De repente, Fidel divisó un fotógrafo de prensa que los apuntaba desde un rincón oscuro. Interrumpió con brusquedad el abrazo. De una zancada cayó sobre él. Lo agarró por la garganta, sacudiéndolo como una plumita. La cámara cayó al suelo. Neruda agarró a Fidel por el brazo, liberando al intruso.
Fidel sacó al fotógrafo a empellones del lugar y tomó la cámara y la puso sobre la desarreglada cama. Luego ninguno de los dos habló del incidente, sino de la creación de Prensa Latina, una honesta agencia de noticias que cuente las otras verdades de Latinoamérica. De ese encuentro nació Prensa Latina, reitera Pablo.
Regresando al hotel con su esposa Matilde, Neruda recordaba la rapidez instintiva de Fidel para, oscuro y de espalda, ver al fotógrafo que se coló al lugar. Recordaba su cara de angustia, con el guerrillero ahorcándolo. Se preguntaba por qué Castro rechazó rotundamente hacerse una foto con él. El misterio nunca se aclaró, señala Neruda, redactando sus memorias en el libro “Confieso que he vivido”.