“Cueros, putas, chiviricas” y la discriminación sexual

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POR TAHIRA VARGAS

La presencia en nuestro lenguaje de categorías sociales como: putas, chiviricas y cueros es la representación cultural de la discriminación sexual y social hacia la mujer en su  derecho a la sexualidad y al placer.

Concepto de puta.

El concepto de “puta” es una categoría social que discrimina a la mujer  y en nuestra cultura tiene distintas atribuciones: 

1. La “mujer puta” es aquella mujer muy activa sexualmente que logra sentir placer en las relaciones sexuales además de satisfacer al hombre. La negación del derecho a la sexualidad de la mujer y su posibilidad de sentir placer se expresa en la presencia de esta expresión condenatoria de “puta” que la sanciona socialmente.

2. La mujer puta es aquella que tiene relaciones continuas con varios hombres en breves lapsus de tiempo, variando sus parejas cada cierto tiempo. Lo que muestra la condena social hacia la frecuencia de parejas en la mujer, que no ocurre con el hombre.

Concepto de chivirica.

Si una mujer se ríe a carcajadas abiertamente o se expresa con gritos es considerada “chivirica”. Esta categoría se acerca bastante a la de “puta” pues la  “contentura”  está asociada al placer al que no tiene derecho. Las mujeres chiviricas desde nuestra cultura social están en el riesgo de ser “putas”. 

De ahí que en nuestra cultura la alegría de la mujer tiene límites, lo que no ocurre con el hombre. 

Concepto de cuero.

Cuero es una categoría en la cultura popular aún más discriminatoria que la de “puta”. Una mujer es catalogada como “cuero” cuando utiliza las relaciones sexuales como una forma de sobrevivencia, convirtiéndose en un sinónimo de “prostituta”.

La diferencia entre cuero y prostituta es que se considera “cuero” aquella mujer que recibe el pago por sus servicios sexuales en el entorno barrial y en las calles o zonas dedicadas a ello. Las “prostitutas” trabajan en “casas de citas”, “cabarets” y centros nocturnos.

La categoría de “cuero” también se usa para agredir verbalmente a la mujer por tener atribuciones de “puta”, aún cuando no realice trabajo sexual.

La sexualidad de la mujer es objeto de control social. Existe todo un sistema de vigilancia social ejercido por vecinos, vecinas y familiares para controlar la conducta sexual de las mujeres para que no muestren acercamientos a estas categorías sociales de puta, chivirica y cuero.

Este control de la sexualidad de la mujer está vinculado con la negación del derecho al placer y a la vida sexual considerado como derecho exclusivo de los hombres que no sufren ningún tipo de discriminación.