POR JUAN CRUZ TRIFFOLIO
Una de las composiciones románticas que más ha calado en el alma y el corazón del pueblo dominicano lo es, sin duda alguna, aquella que, en voz del formidable vocalista azteca, José José, llama a tener presente que “hasta la belleza cansa y el amor, acaba”.
Y que conste, su inmensa aceptación no sólo es explicable por la calidad interpretativa del referido y extraordinario cantante, recientemente, fallecido.
La razón es otra.
El tema musical en cuestión envuelve una sentencia que si bien, en ocasiones, resulta engorrosa de asimilar, al final, se convierte en una verdad de Perogrullo, sobretodo, en el cotidiano quehacer político nacional.
Así queda avalado en los frecuentes abucheos que en cada ocasión toman mayor sonoridad en el conglomerado social dominicano, tan pronto como se observa, en algún espacio público, la presencia de determinadas figuras relevantes del gobierno, sin que de tal repudio escape el primer mandatario de la nación, licenciado Danilo Medina Sánchez.
Las odiosas reacciones populares lucen, aunque a decir muchos, justificadas, paulatinamente, van creciendo y sus participantes no pierden la oportunidad de que, para tal estruendo, no se debe escatimar, sin miramientos algunos, el aprovechar tanto a un escenario deportivo como a un templo de principalía católica.
Aunque se pretenda ocultar, lo cierto es que, esa repulsión colectiva, ha obligado a que algunos personajes del denominado oficialismo, sean cautelosos al momento de intentar visitar un lugar público, temiendo ser vociferados y reprochados de manera masiva, dejando un lastre poco agradable, tanto en lo individual como en lo familiar.
Se trata de masivos abucheos que curiosamente llaman la atención, entre otras razones, por estar dirigidos a despreciar el comportamiento ético, moral y social de funcionarios gubernamentales, no obstante algunos de ellos vanagloriarse, cacareando a través de los principales medios informativos, que forman parte de un equipo político-administrativo que, a viva voz, asegura que “la República Dominicana es el país de América Latina y el Caribe que goza de un envidiable clima de estabilidad económica, social y política”.
Son los mismos que oronda y cotidianamente cantaletean la existencia de un crecimiento económico paradigmático pero que no luce frenar la deuda pública y externa, ni tampoco reducir de manera significativa la pobreza de la mayoría y el empobrecimiento de los miembros de la denominada clase media, entre otros flagelos.
De esta manera subsistimos y con tal rebeldía social, quiérase o no ocultar, lo cierto es que se ha puesto de manifiesto que “la pava no pone donde ponía” y el tiempo de creer en “cuentos chinos” forma del pasado aun parezca existir la pretensión de reducir el impacto de la reacción colectiva en cuestión, utilizando a especímenes del “galloloquismo a sueldos” en diversos medios audiovisuales.
Tratar de ocultar esa realidad, en una sociedad donde cada vez se acentúa el dominio de los medios cibernéticos y plurales, es una quimera que sólo sirve para embriagar a quienes ante la realidad nacional procuran permanecer como el avestruz con sus cabezas sumergidas en el infértil y pétreo terreno.
Pretender encubrir los efectos de estos clamores pueblerinos alegando que en un pasado reciente también se registraron, es una actitud desacertada puesto que, asimismo es cierto, que nunca como ahora, se habían producido con tanta insistencia y fervor.
Dígase cuanto se quiera expresar, estos abucheos, a escala superior, unidos al engreimiento y la prepotencia de ciertos funcionarios, aparentemente insustituibles, terminarán enterrando en el peor rincón de la historia a una gestión de gobierno y a un partido digno de mejor suerte.
En pocas palabras, esta modalidad de repudio colectivo es, innegablemente, la ratificación de lo expresado por el denominado “Príncipe de la Canción”, José José, al invitarnos a través del canto romántico y popular a no olvidar que “hasta la belleza cansa y el amor, acaba” y que, aun se crea lo contrario, “nada es para siempre”.
Ya veremos…
P.D.- Un amigo nos recuerda que existen funcionarios que no van al play ni aunque les regalen la boleta en preferencia y que al mandatario que repudian es el mismo que algunos califican como “el presidente con mayor tasa de aceptación y popularidad en el país y la región latinoamericana”.