Cuando se hace ominosa la prosopopeya del silencio y el sonido

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Por Eladio Rodríguez Solís*

Silencio y sonido son términos gramaticales con significados diferentes. Uno es antónimo del otro. Sin embargo, en ciertas ocasiones el intelecto, a través del tropo, tiende a atribuirle a la expresión «silencio» la virtud de generar sonido, lo que a vez se convierte en una prosopopeya.

Para unos esa capacidad creativa del intelecto obedece al reflejo de la realidad material objetiva en la conciencia del sujeto. Mientras, para otros, es producto exclusivo de las ideas; es decir, se trata de un mero acto subjetivo. De una u otra forma, lo que nos corresponde es resaltar esa capacidad de creación humana.

En contraposición a esa gran virtud, la historia de la humanidad recoge diversos episodios en los cuales el silencio ha explosionado, convirtiéndose en sonido.

Algunos de esos eventos pueden ser propios de la naturaleza. Otros son generados por los seres humanos: la soberbia o rebeldía de la amorosa, receptiva, pacífica y abusada naturaleza; y las pestes de muertes y torturas que ocasionan conscientes e inocentes, aquellos que utilizando el poderío que les otorga su peculiar patología construyen campos de concentración, prisiones y zoológicos de fieras devoradoras de humanos.

Del mismo modo han hecho la guerra en todas sus formas, esparciendo sustancias tóxicas, aplicando trabajos forzados hasta a impedidos físicos, han lanzado adversarios al mar o a lugares inhóspitos e inventado centros de torturas, o bien en su momento provocado hambrunas, contaminación del agua y alimentos; corrupción, impunidad; centros de lavado de cerebros, campañas de acondicionamiento mental de la población con el propósito de convertir una mentira en verdad o para legitimar una acción inapropiada.

El sonido se convierte en silencio cuando el poder soberano del pueblo se impone sobre los obstructores de la igualdad, la libertad, la participación, el fortalecimiento institucional, y el progreso económico y social.

En sentido general, podemos afirmar que las acciones mencionadas siempre tienen un trasfondo que envuelve intereses económicos, políticos, religiosos, ideológicos y culturales, estos últimos expresados en su sentido más amplio.

*Ingeniero civil.