Por Dagoberto Tejeda Ortiz
Dedicado a Milagros Ortiz Bosch
En febrero de 1982, Dagoberto Tejeda Ortiz e Iván Domínguez, presentaron en el programa “Otra vez con Yaqui”, un especial sobre el carnaval popular, y su manifestación en Borojol, barrio marginado de la ciudad de Santo Domingo.
La guionista de programa de televisión, Milagros Ortiz Bosch, mujer excepcional, con visión de pueblo, amante de la cultura popular, con olfato político, comprendió el significado y la trascendencia de esta propuesta carnavalesca, la cual fue acogida como válida por el inmaculado José Francisco Peña Gómez y Rafael Subervi Bonilla (Fello), entonces Ministro de Turismo, nombrando una comisión, integrada por Milagros, Dagoberto, Iván, Simón Romero y Freddy Ginebra para organizar el próximo año (1983) el primer Desfile Nacional de Carnaval.
Se decidió que los desfiles nacionales de carnaval, se realizaran el primer domingo de marzo de cada año, en la Av. George Washington de la ciudad de Santo Domingo, mostrando en ellos las características de los diversos carnavales locales en un encuentro nacional.
Este desfile nacional de carnaval, fue concebido con una dimensión pedagógica-educativa-cultural de la unidad en la diversidad, de tal manera que el Malecón de la ciudad de Santo Domingo, se convirtiera en un observatorio privilegiado donde se pudieran apreciar las esencias, la diversidad y la identidad de la cultura popular y de los diversos carnales del país.
Los que ideamos este desfile nacional de carnaval, teníamos muy presente el momento histórica y antropológico que vivíamos, resultado de la eliminación de la dictadura trujillista, cuando el pueblo emergió como protagonista histórico, eliminando los carnavales de los salones de las elites y sacándolo para las calles, convirtiéndose esta manifestación cultural en una reivindicación popular y en una conquista social del pueblo, donde el escenario escenográfico eran las calles y los barrios marginados, como expresión de libertad.
En ese sentido se definieron premisas ideológicas acorde con una nueva visión sobre el carnaval, sus protagonistas y la sociedad. Entre otras cosas, se acordó lo siguiente:
- Que el desfile nacional afianzara el derecho del pueblo por la alegría.
- Que el desfile nacional debía mostrar las características, la diversidad y la identidad de los carnavales locales.
- Las organizaciones populares de carnaval, eran las responsables de escoger las representaciones de sus carnavales locales que participarían en el desfile nacional.
- El Estado debía de ser el responsable de los recursos económicos que fueran necesarios para su realización.
- El desfile debía de ser una manifestación popular, democrática, libre, donde participaran todos los sectores sociales, privilegiando a las comparsas barriales.
- En vez del “Rey Momo” europeo, se escogió como el rey de este Desfile al “Rey Califé”, considerado simbólicamente como la conciencia crítica, contestaría y creativa del carnaval de la ciudad de Santo Domingo.
- En la composición del Jurado para definir las premiaciones, no debía prevalecer el criterio partidista político, sino la capacidad, el conocimiento y su identificación con la cultura popular y el carnaval.
- Las premiaciones debían de fundamentarse en la creatividad, originalidad, musicalidad, coreografía, colorido e identidad.
- Las premiaciones debían de ser para las comparsas a pies y no para las carrozas, las cuales podían participar sin optar por premios. Se le entregarían, como compensación, menciones y reconocimientos.
- Cada año, el desfile nacional de carnaval debe dedicársele como homenaje a personajes símbolos del carnaval a nivel nacional o a carnavales locales.
- El rey y la reina, debe de ser una distinción, un homenaje a los carnavaleros protagonistas del carnaval y a quienes se han dedicado en cualquier área a su desarrollo en el país.
- Cada año debe de escogerse el tema musical del carnaval, resultado de un concurso libre, democrático y popular.
- Cada año debe de realizarse un concurso público para escoger el afiche del desfile del carnaval nacional.
- Debe llamarse a concurso cada año para escoger las fotografías ganadoras del desfile nacional, para ir creando el archivo y la historia visual del carnaval dominicano.
- Cada año debe de realizarse un documental-memoria del Desfile Nacional de Carnaval para archivar la memoria visual del mismo.
- Para el desarrollo del carnaval popular, el Estado debe de apoyar económicamente a las comparsas barriales y a las comparsas locales.
- Para garantizar la institucionalidad y los criterios inherentes al carnaval, debe crearse una Comisión Nacional de Carnaval, integrado por los ministerios de cultura, educación, turismo y la juventud, así como por el Museo del Hombre Dominicano, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, representación del sector privado, de los intelectuales (académicos-Investigadores) y el sector popular carnavalero.
- Para la organización del Desfile Nacional de Carnaval, los recursos correspondientes deben de estar contemplado y provenir del presupuesto nacional, aspecto que fue materializado por dos Decretos Presidenciales como variable determinante en la Comisión Nacional de Carnaval.
Este desfile se ha realizado sin interrupción durante 37 años. A partir del Decreto número 602.02 del Presidente Hipólito Mejía, la Comisión Nacional de Carnaval fue responsable de organizar el Desfile Nacional de Carnaval, cuyo presidente fue Dagoberto Tejeda Ortiz en representación del Instituto Dominicano de Folklore (INDEFOLK), quien había estado en la organización del mismo desde su creación en 1983 y en su coordinación por más de 20 años
Posteriormente, con el Decreto del Presidente Leonel Fernández, núm. 1330-04, se redefinió la Comisión Nacional de Carnaval, la cual organizó el primer año, el desfile de carnaval nacional. De ahí en adelante, lo ha organizado unilateralmente el Ministerio de Cultura, con el apoyo del Ministerio de Turismo, sin la presencia de esta comisión presidencial, nombrada y reformulada por dos decretos presidenciales.
El primer desfile nacional de carnaval, en el 1983, causó un impacto trascendental a nivel nacional, ya que todos los carnavales locales decidieron como meta participar en el mismo y los lugares donde no había carnaval comenzaron a organizarse para hacerlo. Sin dudas, con este desfile, los carnavales locales han ido creciendo a nivel cualitativo y cuantitativo de manera continuo,
Este Desfile ha tomado una dimensión internacional, convirtiéndonos en el único país del mundo que organiza un desfile nacional, siendo sin dudas un patrimonio de la nación. ¡Este desfile debe de retomarse y redefinirse en función de las nuevas coyunturas para redimensionarlo y adecuarlo a las exigencias, necesidades y expectativas de estos tiempos!
Este desfile y el carnaval dominicano, como dice el escritor dominicano Avelino Stanley, “es la primavera de la identidad”.