Coronavirus y el Regreso a la Naturaleza

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Por Dagoberto Tejeda Ortiz

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La República Dominicana no es Vietnam, son otros tiempos, pero la enseñanza pedagógica de la experiencia Vietnamita, es pedagógica, es ver, como por necesidad de sobrevivencia, un pueblo apela a la creatividad popular, en un regreso a la naturaleza, la verdadera fuente de la salud y de la vida.  Un modelo experimental exitoso que permite y democratiza los saberes y las prácticas de salud en atención primaria, en una sociedad con extremas limitaciones económicas, invadida por un ejército de ocupación militar en una guerra desigual, pero rica en conciencia de su creatividad y con pleno orgullo de su identidad.

El covid-19, es uno más de la familia de los coronavirus, pero con la agravante de modificación genética generadora de una pandemia. Para algunos este virus fue creado artificialmente por mentes y manos criminales, en laboratorios con tecnología muy avanzada.  Una misma tecnología que mantiene interconectado al mundo, pero que a su antojo nos desconecta de nuestro propio ser, todo ello producto de una guerra de intereses comerciales-económicos-políticos, en una lucha irracional y despiadada por el Poder y la hegemonía por los mercados que comercializan con la salud. 

Desde la visión clínica-biologista occidental, de que la solución para la eliminación de este virus es tan solo mediante la aplicación de una vacuna, es de por sí limitante.  Arrastra de base en su propuesta, la idea de cómo será mercadeado este codiciado y nuevo elixir, el cual dejará sin lugar a dudas, ganancias multimillonarias a una minoría mafiosa. 

AUTOR: Dagoberto Tejeda Ortiz

Esto es, sin contar con todo el significado comercial que se desprende, de la venta que desde ya ha dejado a la misma industria los ingresos por los insumos necesarios adquiridos en la actualidad, en medio de una crisis avasallante, para tratar de enfrentarlo.  Recursos de uso regular como medicación, respiradores, guantes, mascarillas, trajes especiales, entre otros, se han convertido en la diferencia entre la vida y la muerte. Una diferencia que ha afectado sobre todo, a un personal de salud, que ha defendido la vida de sus pacientes, aun a expensas de la suya propia y la de sus familias, que  hoy viven minuto a minuto la incertidumbre, de si su pariente héroe volverá a casa. El mejor premio para cada uno de estos servidores de la salud, debe ser el retorno sano a sus vidas, a sus casas y a sus familias, no la muerte.

En países como el nuestro, dependiente, con limitaciones económicas, saqueado tantas veces, lleno de pobreza, y desigualdad, las alternativas en busca de soluciones serán determinantes para el futuro del país.  El tiempo avanza en este círculo cruel y despiadado de pérdidas humanas, a la espera de una definitiva cura y/o los tratamientos para su erradicación, La salud es uno de los derechos universales que tenemos todos y ante una crisis sin precedentes como esta, no se pueden regatear recursos, por eso, aun sin salidas permanentes, debemos darle la oportunidad a los saberes y practicas populares de salud.

No es un secreto, el hecho de cómo la sociedad se ha beneficiado de “Era Industrial”, una etapa sin precedentes, que marcó un antes y un después para todas la sociedades del mundo. Pero, a muchos de los que salimos del campo a la ciudad, se nos olvidó el llevarnos en nuestras maletas para esa nueva morada el “macuto” y el “conuco”. Un olvido, que a cambio de espejitos disfrazados de progreso, nos cegó ante los recursos innegociables de convivir en espacios mágicos, que nos premiaban con sus fragancias, con su pureza y con sus frutos.  Hemos pagado el precio de tal olvido. Aun con los beneficios de una vida distinta, nuestra salud, el recurso más preciado, ha sido uno de ellos.

Hay que volver a la naturaleza. ¡Debemos escuchar su llamado! Debemos redescubrir la magia que desde antaño nos dejaron en el imaginario popular nuestros ancestros. Una cosa es acudir a los recursos formales de la ciencia, otra es el ver morir impotentes a los pacientes más afectados y otra cosa es buscar alternativas naturales. Existen múltiples fuentes, entre ellas publicaciones que avalan la inserción de estos estos recursos, muchas por parte de investigadores de la salud como la del Dr. Ángel B. Cordero como, “MANUAL DE MEDICINA DOMÉSTICA (PLANTAS MEDICINALES DOMINICANAS) 1986”. Contamos también con el texto del Ingeniero Agrónomo, Nelson Rafael Rodríguez Martínez; “PLANTAS ALIMENTICIAS Y MEDICINALES, 1987” Recurrir a las mismas soluciones, que curaron y preservaron vivos a nuestros padres y abuelos, aun sin la nocividad que tanto se atribuye a este tipo de alternativa. No es necesario sustituir los medicamentos industrializados, sino el aprovechar la coyuntura de su ausencia, con una implementación adicional de origen natural, ya reconocida culturalmente y por las ciencias de la salud.  Al final, el propósito ¿no es el mismo?… ¡El salvar vidas!

En un territorio caribeño como el nuestro, con un ecosistema privilegiado, además del sol que nos aporta vitamina D, en plena movilidad al aire libre, https://www.kernpharma.com/es/blog/deficit-de-vitamina-d-causas-sintomas-y-tratamiento, la naturaleza nos ofrece a diario sus más nobles tesoros, plantas en su mayor diversidad producidas en las entrañas de la mismísima tierra.  Se deben tener presentes, plantas como la sábila (CUYO USO COMESTIBLE REQUIERE DEL RETIRO DEL ACÍBAR, CUYO CONTENIDO ES DE GRANDES DOSIS POR CASA PLANTA, EN RELACIÓN A DOSIFICACIONES SUGERIDAS) https://www.youtube.com/watch?v=4LdNIvMp1Ic Esta planta, posee múltiples investigaciones a nivel internacional por parte de Instituto del Aloe así como otras instituciones. Ver: http://biotech-spain.com/es/articles/aloe-vera-para-la-prevenci-n-del-c-ncer/., Así como https://asocialoe.com/el-aloe-vera-y-su-desarrollo-economico-a-nivel-mundial/. También contamos con el limón, la cúrcuma, el jengibre, la cebolla, el ajo, el eucalipto, el orégano, el anís, la menta, la sábila, el Romero, el alcanfor, el clavo de olor o dulce, la canela, la artemisa, la ruda, la yerba buena, la menta, la salvia, el noni, al igual que la moringa, una de las plantas con mayor grado de nutrientes según investigaciones. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S08 03942013000200001

Estas son solo algunas de las plantas que nos han acompañado por largo tiempo, de hecho, son la fuente principal de las materias primas para la elaboración de medicamentos comerciales. Las plantas no tóxicas, de reconocido uso popular, en sus varios estados resultan esenciales y determinantes para la salud y la vida. El tema de posible riesgo por toxicidad, es un tema de educación sanitaria y comunitaria. Acorde a reconocidos modelos internacionales, este es un conocimiento que se puede llevar a cabo con planes de formación para las poblaciones, información que en su mayoría reposa en las tradiciones ancestrales de las mismas comunidades.

A esto se le suma el adquirir buenos hábitos alimenticios, basados en una dieta, “arcoíris” en su mayor parte vegetal, que incluye productos de todos los colores como: Tomate, lechuga, zanahoria, nabos, remolacha, coliflor, brócoli, berenjenas, ajíes morrones, berro, aguacate, espinaca, entre muchas otras, así como todo tipo de frutas que ya se producen en el país como el Kiwi (fuente de ácido ascórbico o vitamina C) , https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150604_salud_alimentos_vitamina_c_finde_vs. Existen otras tan medicinales como: la cereza, la fresa, el melón, toronja, naranja, la guayaba, la piña o el aguacate, para señalar algunos ejemplos.

La sabiduría popular retorna. Nunca nos ha abandonado. Los organismos internacionales recomiendan mantener rigurosos hábitos de higiene. Sirvámonos pues. A los del campo como yo, el volver a higienizarnos con recursos como el alcohol o el clásico “jabón de cuaba”, nos ha evocado gratos recuerdos. A pesar de mi aceptación por aquel épico jabón, quien diría que nos protegería más allá de higienizarnos, por su capacidad de la eliminación de bacterias.

Recuerdo, como el hacer uso de enjuagues bucales con guatapaná, aceite de coco, o bicarbonato de sodio, al igual que “chupar” nuez moscada para la ronquera, daba buenos resultados.  Ambientar espacios de la casa como la sala, con humildes y discretos arreglos con ramas de eucalipto, limpiaba el aire, haciendo más grata la estadía para los visitantes en casa. Sobre todo, a la hora de dormir, tal como lo hacía mi abuelita, el darnos una “friega” con mentolatum o Bay Rum, mejor conocido como verrón,  colocar alcanfor en la habitación, una ramita de albahaca o un diente de ajo debajo de la almohada, nos aportaba un sueño relajado en un ambiente despejado de microbios visitantes. ¡Que buenos recuerdos!

Además, hay que recuperar la tradición popular de las hortalizas orgánicas en casa, retomar temas sobre la existencia de una cultura culinaria, sobre todo en momentos de necesidades y limitaciones económicas, para hacer milagros con la alimentación. Debemos tomar conciencia, de que además de todo el apoyo de medicamentos comerciales, debemos de mantener elevado nuestro sistema inmune, el cual es el mejor recurso en contra de cualquier coronavirus. Muy sabiamente, ¡Aristóteles proclamaba, “que tu alimentación es tu mejor medicina”!

¡El verdadero equilibrio de todos nuestros sistemas, radica en un balanceado consumo de nutrientes! así como una racionalidad culinaria y no en la comida comercial que esta tan rápida, que nos mata y nos convierte en chatarra.

Si queremos aprender y no estigmatizar los saberes y las prácticas populares, para no pensar que estamos desfasados, es bueno observar y analizar a los que han sobrepasado y sobrevivido a esta tragedia. ¿Cómo pudieron vencer varios países, el malévolo virus si todavía la utopía de la “milagrosa” vacuna no existe? Sin lugar a dudas, apelaron a la ciencia médica, a las estrategias sociales, pero también a sus saberes, a sus prácticas ancestrales milenarias y a sus conocimientos populares de salud integral.

Yo estoy más que convencido, que después del coronavirus, para millones de personas, la visión del mundo será diferente. Diferente desde el punto de vista de la valoración de la vida, de la naturaleza. Nos moverá a retomar un concepto más noble, con   nuestros amigos del reino animal (que manifiestan con su salida a las calles, la alegría de recuperar sus espacios usurpados).  Creo, que individualmente, la mayoría adoptaremos una concepción más justa, en relación al respeto de los derechos de cada uno de los seres humanos.

¡Para todos ha sido una pesadilla! Las secuelas aún están por venir. Todos hemos sido saqueados en nuestras emociones. Todos, hemos perdido a seres queridos y nuestra cotidianidad se ha llenado de tensiones, angustias y ansiedades en un ambiente lleno de stress, como consecuencia de la incertidumbre, ante una amenaza de origen desconocido.

Esta pandemia, que parece tener el poder de una maldición narrada por la misma Biblia, será superada.  El mejor camino es la Fe. Pues así como lo logró el pueblo de Israel al salir de Egipto; el cual se resguardo más allá de sus moradas “distintivas” a la sombra del altísimo, de seguro que será vencida. ¡La maldición, con la unidad de la conciencia colectiva, servirá para la humanización de nuestro maravilloso planeta, el verdadero merecedor de la corona!