Por Dagoberto Tejeda Ortiz
José Ignacio Morales, nació, creció y se desarrolló en La ciudad de La Romana, ubicada en la región Este de la República Dominicana. Guiado por un espíritu tenaz y gracias a sus cualidades innatas, logró hacer realidad su sueño de dar a luz todas aquellas ideas que revoloteaban en su mente. José Ignacio se destacó creando singulares figuras en metales, actividad poco usual en el país. Por su fino y extraordinario estilo fue apodado “el artístico”.
El desarrollo turístico en Ciudad de La Romana y de la Región Este, requirió propuestas innovadoras e inéditas. Las respuestas del escultor José Ignacio fueron innovadoras, dándose a conocer, logrando gran prestigio profesional, como fueron: en el complejo Casa de Campo; el monumento emblemático de identidad elaborado a la entrada de San Pedro de Macorís; el impactante reloj del bulevar de la AV. 27 de febrero en Santo Domingo; además de la decoración con las figuras de exaltación del beisbol latinoamericano y los toros en el parque central de La Romana.
Cuando la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, la más importante del Caribe, lo requirió para la enseñanza de la producción de metales decorativos, José Ignacio se dedicó a la docencia formal, cosa que luego continuó, organizando en su taller un programa para estudiantes de los barrios populares de La Romana y de la Región, fomentando la formación de docenas y docenas de artistas, con el apoyo de la maestra Celsa Albert Batista.
Su taller de creaciones a la entrada de La Romana, fue toda una escuela, un taller para la formación y la creatividad artística-cultural, para eternizar símbolos, trascender contenidos, afianzar la identidad y fortalecer la dominicanidad.
El Artístico era un enamorado del carnaval como manifestación cultural. Mi primo Ricardo Bello, incansable promotor cultural, me comunicó a través del exitoso empresario Luis Medrano, el más importante promotor comercial de apoyo al carnaval dominicano, la invitación para conversar sobre la organización del carnaval de La Romana.
Un sábado del año 2012, Ricardo, el Artístico y yo, nos reunimos para coordinar el desfile de carnaval de La Romana que además; contaba con el apoyo del Alcalde, en ese momento, el Dr. José Reyes y del Central Romana.
El desfile fue un éxito y provocó un entusiasmo extraordinario en La Romana. Dejó un gran impacto entre los jóvenes de los barrios por el carnaval, que desde ese momento, allí mismo, comenzó a ponerse pantalones largos. El artístico, junto a Ricardo, fueron los promotores principales de aquella hazaña. José Ignacio fue más allá, porque organizó una comparsa espectacular, apoyó a varias comparsas populares barriales y el mismo, al igual que Ricardo, se dejó seducir por la magia del color y la fantasía y se disfrazó. Eso ocurrió por varios años, tanto en el carnaval del pueblo como posteriormente en el de La Marina de Casa de Campo.
José Ignacio se fue en la plenitud de su producción artística. Era un hombre apasionado, intensamente creativo, generoso, con visión progresista, con una manifiesta expresión de identidad con los sectores populares, siempre identificado con su pueblo. ¡Por eso quería ser alcalde!
Extremadamente generoso, pidió antes de irse, que su taller comercial, no dejara de existir como escuela, que siguiera siendo un centro para la formación artística en metales de los sectores populares. Siempre con una disposición de apertura, en función de los intereses de La Romana, siempre con el pueblo, siempre al lado de las mejores causas del país. ¡Hasta luego, artista de sueños y gracias por tu amistad!