Una Semana Menos, Dominicanos

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POR DOMINGO BATISTA

Quisqueyanos, valientes alcemos el puño y la frente, como símbolo de la alegría que nos embarga porque ya nos falta una semana menos para llegar al día que todos queremos.

Cinco más dos días, suman una semana menos que debemos borrar para que todas las personas sensatas vayamos a las urnas a votar por un cambio real que elimine el penar de nuestro pueblo.

Una semana que pasa, recordándonos que ya es poco lo que falta para la llegada del día en que la conciencia nacional se vestirá con los colores de la dignidad, la transparencia y orgullo patrio.

Son menos los días que nos separan para ver llegar ese gran día en que la gran colectividad se pondrá de pies para decir: ¡No! Al robo institucionalizado, al hambre, los abusos del poder político y al manejo de la justicia.

Es, amados compatriotas, camaradas, compañeros y amigos,  una semana menos para infligir una gran derrota al gobierno que sus componentes sólo accionan para su provecho personal.

Una semana menos,  profesional honesto, para que dejes de mirar con impotencia a la claque palaciega que organiza concursos amañados para así dar zarpazos millonarios a nuestro explotado Erario.

Hoy, esforzado padre de familia, observas bien  quiénes son los que se pasean en jeepetas y carros lujosos, comprados con los dineros del Estado.

Míralos cómo se dan el lujo de adquirir confortables aviones ejecutivos, modernos helicópteros, apartamentos en las principales avenidas de Nueva York y Miami y que no esconden su euforia al enrostrarnos su maligno accionar.

Ellos son los que –con nuestros dineros- son dueños de grandes viviendas en Casa de Campo y Punta Cana, además de ser accionistas principales de nuevas y viejas empresas.

Pero no debemos desesperarnos, porque sé que tú, yo y un millón más de muy buenos dominicanos, hoy acabamos de descontar otros siete días del calendario.

Es un descuento que nos pone más cerca de la fecha en que iremos a votar masivamente a las urnas para mandarlos a casa del carajo.

Con la esperanza cifrada en que –desde esa fecha- esos corruptos no podrán evadir ser huéspedes de La Victoria, Najayo y El Quince de Azua, vistiendo un bonito uniforme rayado.