Por Lic. Raquel Demorizi
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Hay muchas definiciones del amor, pero su grandeza, fortaleza y profundidad imposibilita medirlo o encerrarlo en sus cuatro letras.
Observemos que amar es una decisión, un deseo de expandirse para fomentar el auto-crecimiento y el de los demás amando con libertad, respetando la individualidad.
El amor es ocasión para aprender a afrontar los momentos difíciles sin hostilidad y sin ruptura del vínculo, es sentir como propio lo que sucede a otro por lo que la ley divina es incuestionable al ordenar: “ama al prójimo como a ti mismo”.
Si sientes ese amor en la integración con quienes participas en la comunidad, el trabajo, sociedad, iglesia, amigos, familia, pareja sé agradable con la mirada, saludo, palmada, toque, beso y abrazo, luego de combinar estos componentes sólo resta cultivarlo para cosechar.
Amar contribuye a la salud mental y es timón que nos impulsa a luchar. Quien da amor, lo espera; es recíproco y el intercambio afectuoso lo alimenta. No ames sólo con el corazón, también con el cerebro para no perturbar tu bienestar físico y emocional.
Dice el conferencista Walter Riso: “El amor tiene límites, entregarse dejando de lado las necesidades propias es un error”.
Disfrute este tema, Bendiciones…
