San Juan Bautista en Tiempo de Coronavirus

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Grupo de San Millan en el desfile de Naguanagua, Venezuela.

Por Dagoberto Tejeda Ortiz

“Quien ha visto

un santo

bautizar a Dios

y San Juan Bautista

          a Dios bautizó”.                

(La Sarandunga de Baní)

San Juan Bauxitita es el santo que ha tenido la misión más trascendente  del mundo: Bautizar a Jesucristo, el hijo de Dios.  Inicialmente  el mismo no lo creía, incluso cuando llegó el momento previsto en las sagradas escrituras, por la voluntad de Dios, se sintió cohibido y al final, alentado por el propio Jesús, para cumplir el mandato divino, lo hizo en el Río Jordán.

De acuerdo con la descripción de San Lucas, en el momento del bautizo “el cielo  se abrió y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma”, en el momento en que una enorme iluminación del sol alcanzó una plenitud jamás vista hasta entonces.

Esto coincidió con la percepción de la mayor parte de los pueblos antiguos en el sentido de que el sol, el Astro Rey, era el centro de toda la energía del universo, por lo cual, pasaron a rendirle culto con ceremonias mágico-religiosas, que culminaban con el solsticio de verano, que era el momento en que el sol adquiría la plenitud de su luz y de su energía, impactando a toda la naturaleza, los animales y los sembrados.

Para muchos autores, entre ellos, James George Frazer, el solsticio de verano, coincide con el bautizo de Jesús, responsabilidad de San Juan Bautista, donde el sol alcanza su mayor iluminación, pasando a ser un día sagrado, mágico, que cada año, el 24 de junio, para los creyentes, renova su fuerza original.

En toda Europa, esta festividad del solsticio de verano pasó a ser una de las celebraciones más populares, acompañada con la simbolización del fuego, con fogatas, y con el agua por el bautizo de Jesús en el río Jordán.  Estas dos expresiones pasaron a ser comunes en América, pero con simbolizaciones y contenidos diferentes.  Los españoles y sus descendientes, se identificaron con el fuego y los esclavizados africanos y sus descendientes, con el agua.

AUTOR: Dagoberto Tejeda Ortiz

Los esclavizados africanos, arrancados violentamente de sus tierras por los colonizadores, al llegar al “Nuevo Mundo”, asumieron la actitud de la vuelta al África.  El agua era su símbolo de esperanza para su libertad y su regreso a sus lugares de origen.  San Juan Bautista el símbolo del agua, del río, pasó a ser su patrón, el cual, se convirtió en el santo preferido por los esclavizados africanos, incluso en lo que hoy es nuestro país, sobre todo en el siglo XVII y el siglo  XVIII.

En cada lugar, las celebraciones asumieron su propia identidad, enriquecidas por un proceso de sincretismo cultural, mágico-religioso, donde se incluyeron en las festividades sus música, los tambores como símbolos, los cantos y las danzas sagradas y festivas de sus lugares de origen, en un proceso inédito de creatividad,  que culminaba teniendo como escenario simbólico el agua, el río, desafiando los mecanismos de dominación y convirtiéndolos en actividades espaciales de lucha subliminales, simbólicas, subversivas, de afianzamiento  de la identidad, de sus orígenes y de sus ancestros. 

En dominicana, las celebraciones de las festividades de San Juan Bautista en Samaná y en Boca Chica, culminaban en el mar, pero en Fundación de Peravia y el barrio del Pueblo Arriba, ambos en lugares cercanos al Río Baní, la celebración del Santo se consagraba con la Sarandunga, como expresión religiosa-cultural,  la cual se localizaba en los montes de La Vereda, un antiguo Maniel, un palenque, refugio del cimarronaje durante el periodo colonial.

La Sarandunga, con su música, sus cantos y sus bailes, se convirtió en una celebración de resistencia e identidad, de ancestros, de raíces, expresión de antiguos negros cimarrones, símbolos de la lucha por la libertad y además, hoy, son el testimonio cultural más importante  de esta herencia cimarrona, de esclavizados que ofrendaron su vida por una  sociedad diferente,  por un mundo mejor. ¡A pesar de los prejuicios, la Sarandunga es un orgullo nacional y un patrimonio cultural de la nación!

Este mismo proceso ocurrió en Venezuela, donde San Juan Bautista, se convirtió también en el santo más popular entre las poblaciones negras, expresión de lucha, del cimarronaje, con las mismas simbolizaciones del agua, del rio, de los tambores, los cantos y las danzas ancestrales. Las festividades en honor de San Juan Bautista, al igual que en dominicana, son símbolo de resistencia, de lucha, de afrodescendencia y de identidad.

En el Municipio de Naguanagua, ubicado en la parte nor-central del Estado de Carabobo, en Venezuela, palabra que significa “abundancia de agua”, igual que la palabra “Baní”, se celebra a partir del año 1998, un encuentro de grupos locales que rendían culto a San Juan Bautista, el cual a partir del año 2003 se convirtió en un encuentro nacional, proceso que culminó en el 2007, en un impactante encuentro de sanjuanes y sanjuaneros a nivel internacional, que se ha mantenido vigente desde entonces.

Esta actividad, la más importe del Caribe y América Latina, patrimonio de la humanidad, fue una iniciativa de la Agrupación Folklórica Tambores de San Juan, la Parranda de San Juan Bautista de Tarapio y el Centro de Formación en Cultura Tradicional San Juan Bautista de este municipio, simbolizados en los sanjuaneros, Richard y María Elena, pioneros y responsables de este festival religioso-cultural.

Desde su inicio, el Ing. Pedro Julio Quezada, Presidente de la Federación Dominicana de Arte y Cultura, con el apoyo del Dr. José Joaquín Puello, Luisín Mejía, Presidentes y los miembros del  Comité Olímpico Dominicano, la República Dominicana, ha estado presente en este encuentro internacional de los San Juanes desde el año 1997, con representación de diversos grupos originales y sobre todo, con el de La Vereda de la Sarandunga de Baní, el más simbólico  de la herencia del cimarronaje y de los afrodescendientes de nuestro país.  

La actual pandemia del Coronavirus puso en peligro la celebración de estas festividades en honor de San Juan Bautista y la imposibilidad de la presencia de la delegación de la Federación Dominicana de Arte y Cultura en Naguanagua. Los seguidores de San Juan en Venezuela, redefinieron su celebración simbólica,  desafiando a la pandemia,  con los fieles en sus casas y una representación simbólica en su altar original, representándolos en las ceremonias “de la aparición de San Juan”, el 31 de mayo, la cual constituye su manifestación inicial y a través de la plataforma de comunicación internacional, fue posible, que Dominicana estuviera presente, con la Sarandunga de Baní, como grupo original, en este encuentro cultural-patrimonial, orgullo de Venezuela y de Dominicana. 

¡La creatividad y la tecnología hicieron posible que estas festividades en honor de San Juan Bautista, pasaran a la historia como testimonio de fe y de concientización de los valores patrimoniales, donde estas manifestaciones no son un espectáculo, sino una expresión de la esperanza y de la vida!