POR RAQUEL DEMORIZI
Los días, semanas y años transcurren sin que podamos impedirlo por lo tanto el día de ayer pasó, traerlo al presente con fines de cambios es imposible, los sucesos malos que acaecieron no se eliminan, son parte de tu historia pero sirven para construir un mañana distinto.
Se hace inevitable que pasen por la mente secuencias de esos hechos que intentas olvidar y a pesar del esfuerzo se apoderan del pensamiento lastimándote el alma.
Recriminarte o acusarte con enfado y pesadumbre obstaculiza tu disposición para buscar solución a los problemas y planificar el futuro.
No te permite ser tú mismo ni disfrutar el presente, por tanto, verás un futuro desfavorable.
El constante recordar lo dicho y hecho no cambia nada.
Elimina el descontento.
Sal de tu infierno, consciente de que eso es parte de tu vida, pero parte de tu ayer.
Echa a un lado los escombros.
Que el pasado no te paralice ni impida ver el sol brillar tras la tormenta.
La vida es una escuela y cada día una oportunidad, no puedes volver atrás en el tiempo ni adelantarlo.
Dice la Biblia que aunque te afanes no agregarás un codo a tu estatura.
Lleva el corazón al taller del Maestro y permítele latir como cuando naciste con vigor y energía buscando nueva ocasión para proseguir y ser feliz.