POR RAQUEL DEMORIZI
Estamos de nuevo sumergidos en una turbulencia política donde tanto participantes a un cargo como seguidores han arriesgado su salud al hacer campaña en medio de esta pandemia por Covid 19.
Ante la expectativa que generan estos días no perdamos de vista que la política podemos compararla con una relación de pareja donde sus miembros se desafían, pelean, se dividen, al final se abrazan y se ponen de acuerdo.
La época de elecciones tiene alto costo emocional para todos los involucrados debido al estrés y ansiedad que genera, por tanto, después que usted salga del recinto electoral solo queda ejercitar la fe, confiando en que el ganador gobernará y dirigirá con sus mejores intenciones, pues ninguno desea fracasar en su gestión.
Que la incertidumbre ni el desasosiego afecte nuestro equilibrio.
Si usted fue a votar ha cumplido con su deber y obligación y lo hecho, hecho es, entonces seamos respetuosos unos con otros, dice la Palabra de Dios, en Daniel 2.21 que «El cambia los tiempos y las sazones, quita reyes y pone reyes»,
Regrese a casa sin causar revuelo en el camino al hablar del proceso ya que los nervios podrían exaltarse y encontrarse con un problema sin límites con el adversario.
Medita en que unos siembran y otros cosechan, por tanto, hay que aprender a ganar y a perder. Así que, si no fuiste parte del triunfo mantén la calma y si lo fuiste celebra sin herir ni burlarte del que perdió para no afectar la paz ni tus relaciones.
Desconéctate un momento de tanto ruido, alboroto y propaganda, regresa a casa manteniendo la serenidad, pues no puede haber dos ganadores.
Ánimo, si hoy el triunfo no tocó tus puertas siempre habrá otra oportunidad para luchar por tu ideal.