Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Los funcionarios de la Junta Central Electoral (JCE), entre ellos presidentes y secretarios de colegios, no respetaron anoche el protocolo de la distancia social, mientras entregaban las valijas con las actas de votaciones en el centro de cómputos ubicado en la segunda planta de la base de taxis High Class en el 175 de la avenida Jerome en El Bronx.
Formando una larga fila afuera y en un junte masivo adentro, los funcionarios iban llegando con la carga de las valijas que eran recibidas por el director del voto en el exterior y el doctor Manuel Andrés Aranda, uno de los jueces de la OCLEE.
Para muchos el pegue de los funcionarios de la JCE, puso en riesgo la salud de ellos y de los dirigentes y militantes de los diferentes partidos y movimientos que también estaban presentes.
No se observó ninguna advertencia en carteles sobre la obligación de respetar la distancia social, lo que también facilitó la violación a esa regla.
Guardias de seguridad contratados por la JCE impidieron el acceso a este reportero y al bloguero José Zabala al salón de transmisión desde los escáneres hacia la República Dominicana, alegando que estaba vetado a los medios.
Mientras este reportero transmitía en vivo por Facebook Live, desde el salón, se acercó una empleada de la JCE tratando de interrumpir la difusión que daba un panorama de lo que ocurría, preguntando “¿quién te dio autorización?”, lo que no fue respondido por este redactor que la ignoró.
El tumulto afuera de los funcionarios se mezclaba con el escándalo de las bocinas de vehículos que transitaban por la referida avenida celebrando el triunfo del candidato del PRM Luis Abinader a los que se unía el vocerío de los seguidores de la oposición que estaban en el área.
El irrespeto a la norma también omitió una de las condiciones del alcalde de la ciudad Bill de Blasio y el gobernador Andrew Cuomo que pusieron la regla de la distancia social como una de las condiciones para autorizar las elecciones.
Lo propio hicieron docenas de votantes que se formaron en filas a la espera de entrar a los colegios electorales, haciéndolo también en el interior de las escuelas.