POR RAQUEL DEMORIZI
El amor es un lenguaje universal, una emoción o sensación de afecto que sentimos hacia alguien, ese alguien puede ser tu padre, hermano, amigo, hijo, etc., hacia un animal, o hacia algo material que estimas y valoras.
En casos de parejas podemos decir que es el sentimiento que nos atrae emocional y sexualmente hacia ese ser con quien deseamos tener una relación con el fin de convivir juntos. Pero la mejor definición la encuentro en la Biblia cuando dice que el amor es el vínculo perfecto y así es, y es que hay tantas definiciones como amantes en el mundo.
El verdadero amor no se queda en lo superficial, sino que se entrelaza con lo físico y lo emocional. Lo cierto es que el amor da sentido a nuestra vida desde el primer segundo de la existencia. Inmensidad de canciones, frases, poemas, reflexiones, libros etc. se han escrito en el afán de definirlo, pero al final el amor se describe solo.
El enamoramiento es parte del proceso, un fuerte lazo afectivo que nos mueve a permanecer unidos con nuestra pareja. Esto lo hacemos según dicen algunos porque lo manda el corazón, pero el corazón no tiene que ver nada en esto, el cerebro es el responsable, pues libera sustancias químicas que son las culpables de la alegría y de todo cuanto percibimos al estar enamorados, ya que en esos momentos sentimos atracción por esa persona que tiene ciertas peculiaridades que nos gustan y que hemos podido destacar.
Pero ¿en qué punto interviene el corazón en el amor? y es que el amor mantiene este órgano fuerte y sano y por ende la persona se siente alegre, en cambio, si el amor nos traiciona o decepciona sufrimos y clamamos diciendo me ha roto el corazón y ahí es donde el corazón y el amor forman un nexo
Pero ¿existe al amor a primera vista? Cuántas veces hemos quedado paralizados y sin palabras ante la presencia de alguien que nos ha cautivado, no podemos apartar nuestras miradas, sentimos hormiguitas y calor por todo el cuerpo, una sensación de vacío en el estómago, nos sudan las manos.
Inquietamos ante su cercanía, el pulso se intensifica y acelera, sube la temperatura corporal, buscamos el medio de volver a estar en frente de esa persona que nos ha flechado, pues ha quedado impreso en nuestro pensamiento, sin embargo, puede que notemos que de la misma forma rápida que nos impresionó así igual de rápido desaparece todo lo que hemos sentido, y es que en el amor a primera vista nos fijamos en lo externo quedando el resto en segundo plano
Según la ciencia el amor a primera vista no existe. La Universidad de Zúrich, Suiza realizó una investigación y llegaron a la misma conclusión de que el amor a primera vista como tal, no existe.
Como seres creados por mano divina nada está en nuestro organismo por estar, todo está en orden y tiene una función que cumplir, poseemos neurotransmisores importantísimos para comprender el proceso que tienen que ver con el amor.
Esos neurotransmisores son la adrenalina, serotonina, vasopresina y la oxitocina conocida como la hormona del amor responsable de los vínculos románticos, apasionados y expresivos en una relación de pareja.
Casi todos hemos oído decir “nos enamoramos a primera vista” y es que de hecho si podemos vivir y experimentar ese tipo de amor y de la primera impresión pasar a ser amor duradero pues con el trato, este sentimiento crece, se intensifica hasta llegar a la madurez de un amor crepuscular.
Una investigación realizada en los Países Bajos ofrece pruebas que lo apoyan, aunque aclaran que no es tanto amor o pasión sino una fuerte atracción que les provoca estar abiertos a las posibilidades de una relación duradera.
En síntesis, a pesar de que muchos opinen que el amor a primera vista es un mito, momentáneo y pasajero, puede ser real. El reto es hacer que dure y eso puede lograrse al cultivarlo con ternura, respeto, delicadeza, y viviendo momentos compartidos.
