POR RAQUEL DEMORIZI
Nuestros adolescentes para bien o para mal son afectados por todo cuanto reciben del ámbito donde se desarrollan.
–Son influenciados por la familia, amigos, y escuela.
–Son influenciados por el nuevo estilo de música actual, (reggaeton, rock, bachata, rap, música pop, música electrónica), etc. que a veces no transmiten mensajes acordes a nuestros valores.
–Son influenciados por el estilo de vestir ya que la mayoría quiere estar a tono con lo que marcan las últimas tendencias sobre (ropa, gafas, zapatos, peinados, accesorios, celulares).
–Son influenciados por las campañas publicitarias o el deseo incontrolable de parecerse a su ídolo favorito por tanto la competencia es grande y grande es la atracción que esto ejerce sobre ellos.
–Son influenciados por las diversas redes sociales pues forman parte de nuestro diario vivir al permitir conectarnos con amigos y familiares sin importar distancia, lo cual puede producir ansiedad. Entre ellas tenemos, (Facebook, Snapchat, FB Messenger, Twitter, You Tube, Instagram, LinkedIn, Pinterest, wasap etc.).
–Son influenciados por la presión social, razón por la cual algunos adolescentes cambian su conducta en búsqueda de la aceptación de sus amigos y compañeros.
–Son influenciados por los medios de comunicación (televisión, radio, periódicos, revistas) los cuales bombardean mucha información.
El problema es que no todos los mensajes que reciben son positivos y por tal razón los padres se inquietan puesto que es fácil ver adolescentes con actitudes que rompen los esquemas establecidos colocando un muro entre ellos y sus padres.
Nuestros jóvenes están aturdidos, vacilantes, titubeantes ante este mundo lleno de violencia e injusticia, con falta de valores, principios, ética, moral, corruptos.
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No son rebeldes sino buscadores de un mundo mejor pues les golpea la inseguridad, el desprestigio social de políticos, de instituciones, de nuestros gobernantes, los vicios de droga y alcohol, el hambre y el desempleo.
Son jóvenes inquietos en búsqueda de algo diferente. Ven el mundo adulto lleno de obstáculos y dificultades al que deben enfrentar. Los jóvenes que discrepan de nuestras opiniones son precisamente quienes nos llevan a meditar y a descubrir nuevas formas de convivencia con ellos.
Todos no son contradictorios, intolerables, irrespetuosos, perezosos, ni desagradecidos. NO, la mayoría es disciplinado, con anhelo de progresar. Debemos nutrirlos del conocimiento necesario para desenvolverse en la vida. Formar seres inteligentes, competitivos, exitosos, explicándoles que necesitan de esfuerzo, trabajo, dialogo, humildad, honradez en el trabajo por encima del ser. Además, nutrir su espíritu de felicidad, gozo y entusiasmo.
El adolescente es un ser ávido de afecto, en búsqueda de nuevas experiencias por lo que los padres estamos para guiar, sugerir, orientar, ayudarles a buscar el equilibrio entre lo que son, lo que dicen y lo que hacen. Buscan encajar en la sociedad, sentirse parte de su grupo de iguales.
No olvidemos que en nuestro momento también fuimos adolescentes. no armemos una pelea con ellos por todo, tienen derecho a opinar. Sea comprensivo y a la vez exigente. Que no vean en usted un enemigo ni un amigo, mantenga su rol de padre.
Recuerda que el mejor tipo de padre que puedes ser, es predicar con el ejemplo. Una frase inspiradora de Hodding Carter dice » Solo hay dos legados duraderos que podemos dejar para nuestros hijos. Uno de estos son raíces, el otro, alas».