POR CARLOS NINA GÓMEZ
¿Cómo ha sido el comportamiento de los periodistas dominicanos en las últimas décadas? La pregunta busca una “ajustada” respuesta…una respuesta que satisfaga a la gente de estos tiempos, sin diferencia de ninguna índole.
Pero digamos que si la respuesta no es correcta, la primera repulsa vendrá de importantes segmentos de la sociedad dominicana, principalmente de quienes más exigen que en nuestro país se ejerza un periodismo acorde con los postulados, principios y ética que deben adornar al noble oficio.
Debemos precisar que el objetivo principal de todo periodista -y es una opinión que he escrito en mis libros y en artículos de fondo- es llegar a la colectividad con la verdad, nunca esconderla. Porque, además, la verdad es el norte del periodismo responsable, pulcro y veraz.
Los periodistas, especialmente los que trabajan en el día a día, buscando la noticia en cualquier rincón, no deben dejar que la verdad esté “descentralizada”.
Asimismo, y este es un aspecto clave, nunca lo pongamos en duda: El periodismo local, si sus trabajadores redoblan los necesarios esfuerzos, de seguro que podrá alcanzar el anhelado avance. Es un concepto que ratifico una y otra vez.
Cito, por ejemplo -y para darle más credibilidad a mi teoría-, el buen periodismo que se realiza en países de América Latina y la región del Caribe.
Si aceptamos como realidad tal criterio, entonces el periodismo que ejercemos por estos predios, y que vive una etapa decisoria dentro del complicado panorama político nacional, debe verse en el espejo de nuestros colegas latinoamericanos.
A los periodistas de países como Puerto Rico, Panamá, Perú, México, Colombia, Venezuela, Chile, El Salvador, Costa Rica, Argentina, Guatemala y Nicaragua. No hablo por simplismo.
Es la experiencia que asimilé durante mi labor como corresponsal de la agencia United Press International (UPI), de Estados Unidos.
Pude comprobar la eficiencia de los colegas de los citados países. Una eficiencia profesional que no se ha perdido…un periodismo ejercido sin temor ni pavor.
Es justamente lo que reclama la sociedad dominicana de ahora. Que en nuestro país se trabaje un periodismo responsable, objetivo, acorde con sus postulados fortalecido por la ética y de sólidos principios.
El periodista, en su labor profesional, debe actuar con intensa actitud y probada aptitud. Además, nunca dejarse “narigonear” de sus jefes al momento de realizar su trabajo. El periodismo local es vigilado por una sociedad más exigente. ¡Qué lo sepan los periodistas malvados y pusilánimes!.