Semana Santa o Semana Mundana

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POR RAQUEL DEMORIZI
 
La Semana Santa o Semana Mayor inicia con el Domingo de Ramos y concluye con el Domingo de Resurrección. 
 
Durante la misma el cristiano rememora el momento de la pasión de Jesús desde su entrada a Jerusalén, la última cena, su viacrucis, muerte y resurrección. 
 
La Semana Santa se divisa de dos formas o se vive desde la fe y el recogimiento cristiano o se vive desde el placer que el mundo ofrece.
 
En mi infancia pude ver a mis padres y abuelos como se preparaban para vivir esta época con regocijo, oración, recogimiento, y respeto durante ella se meditaba para despertar el desarrollo de una vida positiva y espiritual. 
AUTORA: Raquel Demorizi – Psicóloga
 
Los fieles se dedicaban a visitar las iglesias. Durante toda la semana no se hacía ruido, solo se escuchaba música clásica o sacra, sermones y lecturas referentes a la pasión y muerte de Jesús, tanto en radio como en televisión 
 
En esos días se hablaba en voz baja, no se barría, no se usaba el martillo, ni el mortero o pilón para majar ajo, café, nada similar que hiciera ruido. Era una semana de muestra de humildad y reflexión. 
 
En la actualidad muchos esperan estos días con el fin de divertirse. Con anticipación reservan resorts y planifican paseos a playas, montañas, piscinas y ríos.
 
La Semana Santa está dedicada más a la bebida alcohólica y comilona que a orar y meditar en el significado de la muerte de Jesús en la cruz.
 

Algunos no observan las leyes establecidas en la Palabra de Dios, restándole importancia, leyes que sirven como principios de conducta necesarios para mantener los valores éticos y morales que nos guían e instruyen en Semana Santa y en todas las semanas del año.

Esta semana especial es buen momento para preguntarnos ¿qué efecto pueden tener esas leyes en nuestra existencia? ellas vienen a formar personas que vivan en obediencia y quien vive en obediencia, vive correctamente y quien vive correctamente no tendrá conflictos en el hogar ni en ningún lugar.

Recapacitemos en las marcas de amor que hay en las manos de Jesús y cuestionémonos ¿doy gracias a Dios por todo? ¿mi conducta edifica ¿están orgullosos y contentos quienes están a mi lado? ¿sentimientos negativos se apoderan de mi como el odio, egoísmo, avaricia, rencor, etc.?  si algo de esto está en nosotros de poco sirve el sacrificio que decidamos hacer en estos días.

Por otro lado, varios estudios científicos verifican que el ejercicio de la meditación y oración ejerce impacto sobre la salud física y mental, por lo que la Semana Santa es momento ideal para esta práctica pues con ello reducimos el estrés, la ansiedad y mejora la calidad del sueño al recibir paz interior.

La oración alivia el dolor emocional, da fortaleza y esperanza, nos permite hablar y llorar con nuestro ser espiritual con libertad y franqueza y exteriorizar lo que nos causa malestar sin miedo a censuras. 

Por ello la Semana Santa es una invitación a llenarnos de virtud. Dejemos en el pasado el adulterio, mentiras, borracheras, idolatrías, pleitos, violencia, contiendas, mal humor, desavenencias que solo nos hacen perder la cabeza trayendo problemas e infortunio y por consiguiente pérdida de paz. 

Que nuestro corazón reciba limpieza total para dar entrada a la serenidad, sosiego, apacibilidad, dulzura y que reine el amor incondicional, ese tipo de amor que ama la esencia de la persona, deseando solo el bien para todos por haber permitido que Jesús nazca en nuestros corazones en esta Semana Mayor.