En la carta que encontró la Policía en el apartamento de Galíndez el 5 de abril de 1956, varias semanas después de haber desaparecido el 12 de marzo, Galíndez taxativamente dijo que en caso de que le pasara algo, avisaran a su amigo, José Vela Zanetti, sugiriendo que éste tendría información valiosa al respecto.
Esa carta cita como causa de su resquemor, un artículo publicado el 20 de julio de 1952, en la revista “Bohemia” de La Habana.
La posible razón por la cual Galíndez no envió esa carta a la Policía de Nueva York, no significa que no estableció con ella, una revelación trascendental de su desaparición, para dar pistas de la responsabilidad de Trujillo en ella, si ocurriera como fatalmente ocurrió, pero admitiendo eventualmente que Vela Zanetti y los exilados españoles tenían razón cuando le pidieron que retirara la cita del supuesto hijo bastardo atribuido a Ramfis, como la causa de la supresión de su vida. Galíndez fue tozudo y se negó a suprimir la mención. Galíndez jugó al destino, fue una apuesta virtual entre él y Vela Zanetti.
Pensaba que Trujillo no se atrevería a desaparecerlo sabiendo de sus nexos con el FBI y el prestigio que tenía, así como las consecuencias de un nuevo escándalo internacional.
Vela Zanetti y los exilados, pensaron que Trujillo lo mataría de todas maneras y quisieron preservarlo. Galíndez perdió la tácita apuesta y la vida.
Trujillo contrató al abogado norteamericano Ernest L. Morris para su defensa, quien esperó a Vela Zanetti en el entonces Aeropuerto Internacional General Andrews de Ciudad Trujillo. Vela había recibido un cablegrama en México, donde se le informaba, que por invitación de Trujillo, se le llamaba al país para que emprendiera un trabajo de escultura en una obra a inaugurar.
Al llegar lo llevaron a una oficina del Aeropuerto, donde Morris lo esperaba, cuestionándolo sobre la razón por la cual Galíndez había pedido que si le pasaba algo, lo llamaran.
Morris actuando como un agente trujillista, más que como abogado, lo cuestionó, quería saber el “misterio” que Galíndez había ocultado.
Vela Zanetti negó haber tenido ningún compromiso en ese sentido y se mostró indignado, aclarando que sus relaciones con Galíndez habían sido esporádicas, y que no sabía a qué se refería Galíndez en esa carta, lo cual no era enteramente cierto. Luego de contestar varias preguntas, el abogado Morris le dijo que olvidara la oferta del trabajo para el cual se le invitó a presentarse al país, que no era tal, pero que de todas maneras se le iban a entregar diez mil dólares por los gastos incurridos al venir, con lo cual se esclarecía que se trataba de una treta, un anzuelo trujillista, la susodicha invitación.
Vela Zanetti no aceptó el dinero, y permaneció un par de días en Ciudad Trujillo, presa del pánico en la residencia de su amigo, el Arquitecto José Antonio Caro Álvarez, a quien contó el drama vivido y se fue del país. En mi próxima entrega revelaré lo que Vela Zanetti le contó al Arquitecto Caro de la desaparición de Galíndez.
- Tomado del Periódico Listín Diario – 01 Junio 2021