No debería haber un precio por el Sueño Americano

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Congresista Adriano Espaillat

Las barreras a la ciudadanía son antiestadounidenses

Por Congresista Adriano Espaillat

NEW YORK, NY.- Hoy, el congresista Adriano Espaillat (NY-13) emitió la siguiente declaración en reconocimiento del Día Nacional de la Ciudadanía:

«Cada año, decenas de miles de personas de todo el mundo se convierten en ciudadanos estadounidenses. Es un momento de gran orgullo, comprender que el Sueño Americano está firmemente a su alcance y, como ex inmigrante indocumentado, conozco muy bien este sentimiento.

No importa si ayer usted se convirtió en ciudadano de los Estados Unidos o si su familia ha sido ciudadana de los Estados Unidos durante siglos. Esta idea ―la de que cualquier persona puede convertirse en estadounidense―, es el núcleo de lo que hace que nuestra nación sea única. Como nación, no estamos unidos por raza o credo, sino por un principio compartido: igualdad, libertad y oportunidades para todos.

Y cualquier barrera monetaria que se ponga para lograr ese sueño es fundamentalmente antiestadounidense: punto.

Estados Unidos se hace más fuerte por aquellos que voluntaria y libremente eligieron unirse a esta nación, a menudo superando grandes obstáculos de distancia física y cultural para convertirse en estadounidense. Con cada juramento de un nuevo ciudadano, el espíritu de nuestra nación crece y nuestras comunidades se vuelven más fuertes y resistentes, y bloquear las oportunidades para la ciudadanía desafía este ideal y erosiona el nexo de los valores de nuestra nación.

Actualmente, el costo de solicitar la ciudadanía sigue siendo uno de los mayores obstáculos para los inmigrantes que buscan la naturalización. Hoy, el Departamento de Seguridad Nacional cobra $725 para solicitar la naturalización, una cifra casi imposible de alcanzar que para muchos inmigrantes equivale a semanas de salario. Para poner esto en perspectiva, un empleado que gana el salario mínimo federal tendría que trabajar durante más de dos meses para pagar una solicitud de naturalización para una familia de cuatro. Esta cantidad es tan alta que literalmente pone a los inmigrantes trabajadores fuera de la oportunidad de alcanzar el Sueño Americano, y esto es inaceptable. 

Mirando hacia atrás a 1999, una solicitud de ciudadanía costaba $225, casi un tercio de lo que cuesta hoy. Este aumento de tarifas ha llevado a una fuerte caída en las solicitudes de naturalización desde entonces, lo que solo nos perjudica como nación de inmigrantes. Sin duda, el precio del Sueño Americano crea un bloqueo para casi 9 millones de adultos que son elegibles para la ciudadanía. Esto significa que hay 9 millones de personas que contribuyen a nuestra economía, medios de vida y comunidad, pero permanecen en las sombras de nuestra democracia.

Es simple: usted no debería tener barreras económicas para tener la oportunidad del Sueño Americano.

Esta barrera a la ciudadanía es más cruel en medio de una pandemia global, y mientras trabajamos para crear un camino real hacia la ciudadanía para los más de 11.5 millones de inmigrantes indocumentados de nuestra nación, ahora es el momento de reconstruir el sistema de inmigración roto de nuestro país de abajo hacia arriba.

Es una trágica ironía que incluso cuando los trabajadores inmigrantes esenciales se han mantenido en la línea de la lucha contra el COVID-19, nuestro sistema de inmigración se mantenga haciendo sistemáticamente más difícil que estos inmigrantes se conviertan en estadounidenses y encuentren el éxito en sus comunidades, y esto debería avergonzarnos

Para los 13.6 millones de residentes permanentes legales que viven en los Estados Unidos y los 11.5 millones de inmigrantes indocumentados adicionales que ya están en nuestro suelo, reparar nuestro sistema de inmigración no puede esperar. Cada día que no actuamos es otro día en el que un padre o madre inmigrante ―estadounidense en todo menos en la ley―, vive con el temor de ser separado de sus hijos nacidos en Estados Unidos.

Nuestra nación no puede poner precio a nuestros valores. La idea de que cualquier persona en el mundo puede convertirse en estadounidense es fundamental para lo que somos, y ya es hora de que bajemos las tarifas de solicitud para los inmigrantes que solicitan la ciudadanía estadounidense. Es simplemente antiestadounidense exigir honorarios ridículos a quienes desean reclamar la libertad como propia».