Por Dagoberto Tejeda Ortiz
En el carnaval están presentes las dimensiones dialécticas de lo permanente, lo transitorio y el cambio. Lo transitorio, surge en un carnaval y desaparece por su falta de identificación con el pueblo, puede deslumbrar, pero desaparece para siempre. Si ocurre lo contrario, resurge cada año, ganando identidad. Los personajes como tal se eternizan, e incluso trascienden a sus creadores, desapareciendo estos, pero manteniéndose los personajes, lo cual no importa quiénes lo interpreten.
Por encima de esas circunstancias, esporádicamente surgen personajes fascinantes, que se eternizan en el recuerdo y son referencias trascendentes en el imaginario popular, donde están presentes ellos y sus creadores.
En un recorrido por mis 52 años en el mundo del carnaval dominicano, en mi memoria y en mi corazón quedan personajes fascinantes, idos a destiempo, tratados como carnavaleros, artistas, amigos y como seres humanos extraordinarios en todo el territorio nacional. Son los miembros de mi galería emocional y romántica de carnaval:
EN EL CARNAVAL DE SANTO DOMINGO:
a).- “PIPÍ”, es el Robalagallina más espectacular que ha existido en el carnaval del Distrito Nacional, Servidor de Misterios, desfilaba en trance, montado en Ana Isa como metresa, simbolizada en una muñeca que llevaba siempre consigo.
b).- “EL CHINO”, artesano, artista, jefe de comparsa, carismático, se disfrazaba de diabla, con trajes espectaculares y máscaras tradicionales, patriota, tomó las armas en las trincheras constitucionalista en la revolución de abril del 65.
c).- “PAPÁ LILO”, de los miembros fundadores de la Comparsa de los Indios de San Carlos en el 1942, donde hacía el papel del brujo y del gran cacique, era artista, patriota de abril del 65, sin dudas, el “indio” más carismático e imponente del carnaval dominicano.
d).- “JOSÉ ALÍES”, diablo, jefe de la legendaria Comparsa de San Carlos, líder carismático, cada año su traje era dedicado a un luà o metresa diferente. A pesar de ser diablo, era un personaje donde jamás faltó una sonrisa.
e).- Junto a ellos en el recuerdo están presentes también, entre otros, Abel, Abelito, Papo, Momón, Fanny, Anà, Tontón, Canillita, Bulà, El Pinto, Anà, Pedrito la Salsa Virgilio y el papá de Pepe.
SAN CRISTÓBAL:
“WALTERYEN”, Símbolo del carnaval de San Cristóbal, icono popular, es el Robalagallina más impactante y espectacular en la historia de esta ciudad.
AZUA.
“ANTONIO PÉREZ”, promotor y artista del carnaval azuano, asumía en el carnaval a un jefe indígena con rostro inolvidable, imponente y carismático.
CABRAL, BARAHONA.
“TEMISTOCLES”, médico, jefe de las cachúas, artista de máscaras y foetes, líder carismático, el último Gran Jefe Cachúa.
SAN PEDRO DE MACORÍS.
a).- “EL PRIMO”, Jefe de los Momis, cocolo, enfermero, imponente y carismático, personaje único e irrepetible.
b).- “LINDA”, artista, jefe de los Guloyas, carismático, impactante.
LA VEGA:
FELIPE ABREU, Maestro caretero, revolucionó las dimensiones y formas de las máscaras del carnaval vegano, diablo, iconono del popular barrio de la Cigua.
SANTIAGO:
RAUDY TORRES, redefinió al mundo de la fantasía y el donaire del personaje de Robalagallina, dándole una identidad personal, única e irrepetible. Dos veces Rey del Desfile Nacional de Carnaval.
DAJABÓN:
a).-“CHURCHIL”, artista creativo del mundo de la fantasía y de la revalorización de la tradición, diseñador de personajes y comparsas, siempre con un contenido temático de identidad, el más grande artista de carnaval de la frontera.
b).- “JOSÉ DATT”, artista, el más imponente y carismático Robalagallina de la frontera, personaje de identidad personal, único e inolvidable.
PUERTO PLATA:
ALBERTO KOURY, artista, uno de los creadores de los Taimacaros, diablos de identidad de Puerto Plata, con máscaras y simbolizaciones indígenas.
RÍO SAN JUAN:
“FIDELINA JOSÉ”, artista, diseñadora, imponente y fascinante, corresponsable de redimensionar, dándole identidad, al carnaval marino de Río San Juan, ex Reina del Desfile Nacional de Carnaval.
LA ROMANA:
“EL ARTÍSTICO”, Ignacio Morales, trascendente artista del hierro, propulsor del carnaval de La Romana, promotor de comparsas y carnavalero de corazón.
Estos personajes, iconos del carnaval nacional todos eran representaciones de los sectores populares, que entregaron su vida con pasión y amor al crecimiento de la patria, no han muerto, viven en el corazón del pueblo y están presentes en cada carnaval porque se han convertidos en leyendas.
Las leyendas no mueren, no se olvidan, se transforman, renacen, siempre están presentes, trascienden al olvido y se eternizan en el pueblo.
