Preguntas sobre la mortalidad materno-infantil

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Lic. Arismendi Díaz Santana

Por Arismendi Díaz Santana

¿Ustedes creen que la mortalidad realmente bajará, mientras los médicos sólo trabajan un promedio de dos horas de lunes a viernes, dejando los hospitales en manos de médicos aprendices?

Nuevamente vuelven las autoridades del sector salud a repetir las mismas promesas de reducir el alto nivel de la mortalidad materno-infantil, la cual constituye una violación a los derechos humanos y una vergüenza internacional de un país con un crecimiento económico elevado y sostenido durante décadas.

Existe preocupación oficial porque la República Dominicana no podrá cumplir con la meta de reducir la mortalidad de madres y recién nacidos, comprometida como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030. Así lo reconoció el Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Lic. Miguel Ceara Hatton.

Ahora les correspondió a las autoridades del Servicio Nacional de Salud (SNS) repetir la misma “solución” que escuchamos desde hace cuatro décadas. Se plantea una reducción del 25% este año de la mortalidad materno-infantil, mediante un Plan Tolerancia Cero que, incluye, bajar a un 45% las cesáreas e incrementar la planificación familiar en un 70%.

El Dr. Mario Lama. Director del SNS, explicó que fortalecerán la identificación, diagnóstico y manejo operativo de las principales causas de la alta mortalidad materno-infantil, así como los trastornos hipertensivos del embarazo, hemorragias y sepsis. Con ello se quiere vender la idea de que esas son las causas reales de este terrible problema nacional.

Por su parte, el Dr. Daniel Ribera, ministro de salud, exhortó al personal asistencial a “aplicar” los protocolos de atención para disminuir la mortalidad. Prometió que “reforzarán con intervenciones los organismos oficiales encargados de salvar vidas, con estrategias prevenibles, ya que las muertes maternas son evitables”.

Amigo lector, ¿cuántas veces ha escuchado usted decir lo mismo a las autoridades de los diferentes gobiernos, atacando solo los síntomas del viejo problema? ¿Cuántas veces se ha puesto el dedo sobre la llaga, llegando al fondo causal de esta calamidad nacional? NUNCA. Han preferido hacer bulto y allantar, con más de lo mismo.

¿Quiénes son los responsables de la mortalidad materno-infantil?

Todas las autoridades nacionales y sanitarias del pasado y del presente saben muy bien que la fiebre no está en la sábana y que hay que ponerle el cascabel al gato. Pero, nadie quiere asumir esa responsabilidad. Y entonces, se limitan a mostrar su preocupación y a reincidir en algunos paliativos que alivian al paciente, pero no lo curan.

¿Ustedes creen que la mortalidad materno-infantil y la mortalidad en general se reducirán, de manera significativa y sostenible, con sólo una exhortación del ministro a aplicar los protocolos de atención, como si no se tratara de una obligación profesional?

¿Ustedes creen que este flagelo realmente bajará, mientras los médicos sólo trabajen un promedio de dos horas diarias de lunes a viernes, dejando los hospitales en manos de médicos aprendices? ¿Usted cree que este problema tiene solución mientras los médicos estén concentrados en la capital, aunque estén nombrados en el interior?

¿Ustedes creen que la mortalidad materno-infantil se reducirá mientras no se encargue a una comisión calificada e independiente de investigar a fondo las causas estructurales del problema y se determine la responsabilidad de los recursos humanos en esas muertes lamentables y evitables, y se apliquen las sanciones correspondientes?

La penosa realidad es que, si bien el gobierno ha logrado cambios importantes en otras áreas muy sensibles, en materia de salud y seguridad social está repitiendo los mismos errores, trillando un camino vecinal, que no conduce a nada bueno para el país y para las familias más pobres y vulnerables.

Luis Abinader, como el presidente del cambio, debería escuchar las voces independientes, como hizo con la Policía Nacional, que le ayuden a conocer el trasfondo estructural de los problemas del sistema de salud y de la seguridad social. De lo contrario, a parte de los logros en el manejo de la pandemia, no habrá cambios en el sector, sino más acciones de lo mismo y muchas frustraciones.