Por el Dr. Amín Cruz
“Si en verdad deseamos ser instrumentos en las manos de nuestro Padre Celestial para llevar a cabo Sus propósitos eternos, debemos tan sólo ser un amigo”.
El valor de la amistad, no podría ni pensarlo en empapelar de ninguna manera un sentimiento, ni siquiera el hombre con el corazón más blando, ni siquiera el poeta más instruido, con los mayores conocimientos permitidos al hombre.
La amistad, como cualquier vínculo humano, es una relación que solo se puede dar a base de intereses comunes, como en toda organización, solo que es más fuerte en esta que en otras, ejemplificando: el noviazgo se basa en algunos intereses comunes, unos básicos, que bastan para llevar una buena relación, en cambio la amistad auténtica está estrictamente ligada a intereses particulares mutuos sin los cuales sería muy difícil llevarla. Otra de las propiedades de la amistad es que es un nexo de dar y recibir, sin el cual no sería posible mantener este vínculo.
¿pero? ¿de dónde surge la amistad? ¿acaso la exigencia de una creciente sociedad demanda la creación de nuevas formas de organización social? Dice Aristóteles en su discurso de la libertad en su obra la gran moral, libro segundo, capítulo XII:
“De aquí nace la cuestión que se acaba de promover: el que tiene todos los bienes en abundancia y se basta así mismo completamente, ¿tiene necesidad de un amigo? ¿O más bien es entonces cuando se debe de tener amigos? ¿a quién hará si no está bien? ¿con quién vivirá puesto que en verdad no ha de vivir completamente solo? Pero si hay necesidad de estas afecciones, y si no son posibles sin la amistad, el hombre independiente, aun basándose así mismo tiene todavía necesidad de amar.”
Entonces traducimos que la amistad más que nada es una necesidad espiritual que busca el alma del humano para satisfacer sus necesidades afectivas, sea dando o recibiendo.
Así viendo, grandes amistades, que exaltan el orgullo humano al saberse poseedora de los más grandes sentimientos, ya sea David y Jonathan de la biblia, o sea la amistad profunda que glorifica a Goethe en su Werther, ha de saberse que la amistad es un tesoro incomparable que debemos saber apreciar sobre todo.
¿Puede existir una verdadera amistad entre un hombre y una mujer? A lo que interesantes argumentos se les comprendió.
¿qué piensas o crees tú? ¿es posible que en una relación de amistad una de las dos personas se enamore y sea correspondida? ¿está destinada al fracaso esa relación en caso que se dé? ¿existe la amistad o es solo un simple juego de placer?
Al principio parecerá una cuestión necia, pero pensando encontraremos ciertos puntos a favor y negativa que nos inquietan.
-Cuando la amistad es sincera, es algo que se comparte con alguien con gusto.
-Si la amistad se comprende en motivos comunes, como responder a las oposiciones de intereses entre un hombre y una mujer, sea por ejemplo las preocupaciones que solo le conciernen a un sexo.
-Puede haberse, pero en el fondo y respetuosamente, podría haber una química de seducción. Hay una amistad entre un género y otro que no se puede dar entre uno.
La amistad también es una parte vital y maravillosa del cortejo y del matrimonio. La relación entre un hombre y una mujer que comienza con la amistad, que después madura y se convierte en romance y que culmina con el matrimonio, usualmente se convertirá en una amistad eterna. Nada es más inspirador en este mundo actual de matrimonios que se desbaratan con tanta facilidad que el observar a un marido y su mujer apreciarse calladamente el uno al otro y disfrutar de su amistad año tras año al experimentar juntos las bendiciones y las pruebas de la mortalidad.
A lo que concluimos: la amistad es lo más grande que los humanos tenemos en nuestra alma, sin ella, que ya es necesaria desde la primitiva sociedad, no seríamos humanos, porque eso es lo que nos identifica.
¡Somos bendecidos por la amistad que glorifica y embellece a la humanidad!
Su amigo
Dr. Amín Cruz