Por Dr. Amín Cruz
“La prisión me había robado la libertad, pero no los recuerdos”. Nelson Mandela
En 1964 fue acusado de sabotaje. Mandela fue conducido en un vuelo secreto a la cárcel de la isla de Robben Island, donde se convirtió en el prisionero número 46664 durante casi tres décadas. Y una vez libre, tendió la mano a los viejos enemigos, creadores del apartheid, logró la integración de la raza negra a la vida política del país, fue electo presidente, gobernó un solo período y se fue a su casa, sin soñar con ser reelecto.
Después de veintisiete años de encierro. Estaba delgado, con la salud deteriorada, lo habían confinado siempre en celdas húmedas para que la tuberculosis lo matara, sus ojos habían sido lastimados para siempre por años y años de trabajos forzados en minas de cal, sin que se le permitiera usar gafas para aliviar el puñal del sol reflejado en la blancura de la piedra caliza.
Tenía apenas una noción del mundo al que iba a salir, por fin, en libertad. Lo habían sometido a un régimen de aislamiento que le habilitaba una visita y una carta cada seis meses. No tenía derecho a diarios y fue castigado por tener en su poder algún recorte noticioso de los que circulaban en prisión.
Ahora, en la tarde del 11 de febrero de 1990, hace 32 años de la salida de Nelson Mandela de la cárcel, las diferencias raciales en Sudáfrica están lejos de la segregación violenta de la época del apartheid, pero se mantiene una fuerte desigualdad con un mayor desempleo y pobreza entre la población negra, más propensa, además, de morir por coronavirus en un país severamente afectado por la aparición de una cepa muy contagiosa.
El 11 de febrero de 1990 Mandela salió de la cárcel tras estar preso durante veintisiete años. Guardaba en su bolsillo una carta de su hermano, enviada en 1964, que había llegado a sus manos dieciocho años después, en 1982. Estaba clasificado como “prisionero Clase D”, que era el último escalón del sistema carcelario de Sudáfrica en condiciones infrahumanas y declaró: «El sufragio universal en una Sudáfrica unida, democrática y no racial es el único camino hacia la paz y la armonía», en un mensaje reconciliatorio con un llamado a los «compatriotas blancos para que se unan a configurar» un país nuevo.
Parte de su sueño se cumplió: se terminó el apartheid, un sistema que institucionaliza el racismo, y a partir de 1994 hubo elecciones libres que gana hasta la fecha el Congreso Nacional Africano (ANC), incluyendo los cinco años de Presidencia de Mandela o «Madiba», nombre de un jefe de la etnia thembu con el que lo bautizaron con cariño sus seguidores.
Mientras estuvo en la cárcel, su reputación creció y llegó a ser conocido como el líder negro más importante en Sudáfrica.
«La celda es el lugar idóneo para conocerte a ti mismo. Me da la oportunidad de meditar y evolucionar espiritualmente», dejó escrito Mandela en uno de sus archivos más privados.
Abogado, activista y siempre defensor de los derechos humanos, Nelson Rolihlahla Mandela mejor conocido como Nelson Mandela, falleció el 5 de diciembre de 2013, a la edad de 95 años y luego de sufrir una fuerte infección respiratoria
«Madiba», como es conocido en Sudáfrica, luchó contra el sistema legalizado de segregación racial. También procuró la resolución de conflictos, la reconciliación, la igualdad entre géneros, y los derechos de los niños y grupos vulnerables.
“Nada resulta tan deshumanizador como la ausencia de contacto humano”. Nelson Mandela