Por Charlie Núñez
Razones de salud que mantienen mi brazo derecho inutilizado y mi estado de ánimo desorientado, provocaron me ausentara un poco de mis desahogos disfrazados de artículos, que he venido publicando en los últimos meses.
Sorpresa para mí ha sido, la cantidad de medios de los que me han apoyado en este trajinar que junto a una buena cantidad de lectores, se han dirigido a mi cuan jefatura de este servidor a que publique mis pensamientos e ideas.
No sabía, ser la columna de opinión más leída de Listín USA.
Al margen de mi condición de peledeísta, me considero un crítico social, rebelde e irreverente, en función de eso escribo, pero sin ánimo de decepcionar a nadie, me animo a escribir de un tema poco usual para mí; muchos dominicanos y me imagino que ciudadanos del mundo, creen que las palabras y conceptos que salen de los labios de un lector de noticias, es la opinión de éste al igual que piensan que una canción es una obra del cantante que la interpreta.
Hay intérpretes que escriben sus propias canciones, pero en la mayoría de los casos no es así, sin embargo la mayoría de las personas asocian una canción con el cantante y por desconocimiento no pensamos en el proceso, ni en quiénes y de qué manera intervienen en él para recibir ese producto terminado que intenta invadir el sentimiento favorable de todos.
Quizás muchos no han pensado en este fenómeno, la canción «Por amor» tiene a Niní Cáffaro como su exponente estelar, sin embargo, al pensar o mencionar ese tema, el primer nombre que llega a la mente no es el del intérprete principal, sino el de su autor Rafael Solano.
Usted se pregunta, de los millones y millones de canciones grabadas, ¿con cuántas se da un fenómeno parecido, que se asocia más el autor de las letras que su principal intérprete? Hago mucho hincapié en lo de principal intérprete, porque es esta una de las canciones con más interpretaciones en el mundo.
Ahora bien, tomates al aire por lo que voy a decir ahora, que yo estaré listo para esquivarlos, este país, que como dijera Federico Henríquez y Carvajal, «oh América infeliz, que solo conoces tus grandes vivos cuando son tus grandes muertos», no ha reconocido lo suficiente la calidad de Niní Cáffaro, así como la caterva de buenos talentos a quienes les han pasado los años y solo los alabamos cuando ya no nos pueden escuchar. Tomates al aire, para mí no es «Por amor» el tema que debe resaltarse de Niní, son las canciones «En ruinas» y «Soñarte». Cuanta calidad en ese gran ser humano apodado el “señor de los festivales”.
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