Por Roberto Veras
El pasado viernes perdí un amigo muy querido: él fue la primera persona con la que realmente me conecté cuando visité por primera vez la Sala Capitular del ASDE.
Aunque yo trabajaba en la alcaldía y era un comunicador, nunca me había interesado participar como oyente y critico en una sesión del Concejo de Regidores, es Robert Vargas que me hace la invitación.
De visita por vez primera en esa importante área de la alcaldía, Robert me recibió diciéndome: (ha llegado al lugar donde se producen las noticias más importantes del municipio).
Hoy puedo dar fe y testimonio de lo que me dijo Robert, pues tenemos más de 15 años asistiendo a las sesiones en la Sala Capitular del ASDE.
Me mudé a esta área del ASDE y Robert fue parte de la razón por la que me sentí tan bienvenido y como en casa aquí, ha sido una experiencia iluminadora en mis años como periodista.
Ha sido la primera vez que he tenido que ver la partida de un compañero de labores y he tenido aceptar estoicamente su muerte, pues Robert era alguien muy valioso para mí y para el municipio.
La partida es simplemente uno de los eventos más difíciles con los que los seres humanos tenemos que lidiar. Con la partida de Robert viene un vacío que será demasiado difícil de reemplazar.
Cada uno es único y cada partida indica que una persona, o un grupo de personas, que han sido cruciales en algún momento de nuestras vidas, se van con su yo único, difícil de superar, y más cuando es en un funeral donde la despedida es irrevocable. Es por ello que afirmo, Robert Vargas nadie va a llenar tu espacio.
