POR LUIS ENCARNACIÓN PIMENTEL
Hipólito para el PRM, como Danilo para el PLD, han devenido en una especie de jarrón chino que -valor y fragilidad aparte- se le quiere conservar, pero se dificulta encontrar un lugar adecuado para colocarlo, sin que la pieza se rompa o entorpezca.
En el caso de ambos expresidentes, descartados como candidatos, pero con capacidad de accionar e incidir a lo interno de sus respectivas organizaciones políticas, no deja de ser un dolor de cabeza para los que piensan y les importa las mismas.
Habría que estar en los zapatos de Luis Abinader, como jefe del Estado, y de Abel Martínez, preseleccionado candidato de los morados, frente al manejo muy independiente y sin reparo de los controversiales exgobernantes, que no parecen medir ni importarles los daños que puedan ocasionar algunos movimientos individuales que hacen o pasos que dan, y que, por el hecho de filtrarlos, se prestan a confusos mensajes.
Por ejemplo, la visita de Mejía a Medina a Palacio a pocos días del segundo dejar el poder; aquel encuentro «efectista» de hace unos meses de Hipólito con exfuncionarios del pasado gobierno en Los Mogotes, por Villa Altagracia, y la reciente visita del segundo hombre del PRM a Danilo, con la excusa del nuevo año.
Eso pudo hacerse en estricta privacidad y nadie se hubiera enterado, pero había interés de que se supiera, para enviar señales que cada uno interpretara de la manera que quisiera. Por eso Robert de la Cruz, activo asistente de Danilo en Palacio y ahora, lo publicó.
El revuelo no se hizo esperar: Hipólito y Danilo “se la van”, dicen muchos desde hace tiempo, y el doctor Almeyda escribió que “los iguales se juntan” (?). Lo cierto es que esa junta, que quizá sea solo por un “fuñir” de las partes, mueve a lecturas que no aportan, pero sí siembran dudas y hacen daños a unidad e imagen, tanto en el PLD como en el PRM. Primer afectado: Abel, cuya candidatura no sería prioridad de Danilo, sino decidir en el PLD, y que podría ser uno más de los traicionados por este.
Alianza
Si hubiera una alianza con los echados ayer y acusados hoy (dime con quien andas…), grandes afectados en credibilidad e imagen serían el PRM y en especial su líder, Luis, porque se desplomaría el discurso contra la corrupción y la impunidad, con un costo político tan alto como la pérdida del poder.
Es que, de bajarse de la ola que le dio el triunfo en en las pasadas elecciones, esa misma mayoría coyuntural que voto por el “cambio” ofertado ante tanto mal, le pasaría factura en el 2024. No ha pensado en eso Hipólito, ¿que por “fuñir” y estar de “perdona vida” de Danilo podría ser el caballo de Troya autor de una derrota del PRM?
Ni Mejía ni Medina –sin empleo y con tiempo de más para visitas y juntas- tienen poco que perder, pero no así sus partidos y dirigentes importantes aun no realizados, porque no han llegado a Palacio. Y hay más!