Metáfora, “Las estrategias del León Herido” 

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Por Roberto Veras 

Tenía tres días sin energía eléctrica, esta situación me permitió meditar sobre algunos acontecimientos ocurridos recientemente en nuestro municipio y hacer de este tiempo perdido una historia real mediante una metáfora donde usted interpretará la narración que mostramos. 

Una metáfora expone dos cosas en conjunto que permiten la sugerencia a compararse e interpretarse como un solo concepto, en este caso haré un relato del reino animal y usted como lector  podrá ponerle el nombre de políticos locales a los actores que intervienen en la metáfora.  

Es conocido por todos, que los leones son animales sociales y de los grandes felinos, son los únicos que viven y cazan en grupos familiares, el grupo o las  manadas suele estar formado por varias hembras emparentadas y unos pocos machos no emparentados.  

Las hembras jóvenes suelen unirse a la manada de su madre, pero los machos jóvenes se aventuran en el mundo exterior en busca de compañía femenina, en cambio las hembras en una manada practican la cría y caza en comunidad. 

Los leones son muy territoriales, los machos refuerzan la integridad territorial, por medio de sus rugidos feroces característicos, marcas de olores y hacen patrullas fronterizas en sus territorios. 

El león demarca su territorio, nunca acepta que les arrebaten sus dominios  y no quiere perder lo que ha conquistado, es suyo, le pertenece, hizo el esfuerzo de cazar a su presa, y ahora se siente con  el derecho a disfrutarla. 

El león fue herido por un cazador,  y en ese momento el animal saca fuerzas de las que le quedan y ataca con más fiereza aún, porque le han herido y teme perder el control de su territorio. Cabe destacar que cuando el león es herido pierde el principio de la honestidad. 

Estratégicamente el león realiza un acuerdo con las hienas y los elefantes para seguir un año más dirigiendo la selva, ya que la mona, en tono burlesco quería dirigir la selva, y sin tener el control ya estaba decretando leyes absurdas.  

Entonces el león se vuelve contra quienes les hirieron, se avalancha con toda su potencia, sus garras abiertas para destrozar la carne, y sus fauces abiertas para hundir sus colmillos. Cualquier parecido con la política local no es pura coincidencia. 

Un león herido y hambriento de poder es lo más peligroso que tiene una selva,  así lo afirman quienes conocen al león, el león quedará en paz sólo cuando haya derrotado al enemigo, lamerá sus heridas, y descansará su cuerpo junto al fruto de su caza. 

A veces podemos sentirnos o actuar como el león, no nos gusta que nos quiten lo conquistado, lo que hemos logrado. Es el estudiante, al que una mesa de profesores le arruina un examen a pesar de haber estudiado esforzadamente, pero aguarda una segunda oportunidad para demostrar que sabe, que conoce la materia. 

Es el candidato que vuelve a buscar el apoyo popular que finalmente lo lleve al cargo que en otra oportunidad los votos les fueron negados. 

Es propio de nuestra naturaleza humana, pero también es propio de la existencia, de esta vida compleja que nos toca vivir, que estemos no en un jardín de orquídeas, sino en uno de rosas, donde hay perfume y color, pero también hay espinas. 

Nos es fácil  aceptar que nos toca perder, o que al querer estar con  la rosa, nos hemos pinchado con una espina.  Es difícil aceptar los reveses, las dificultades y las horas amargas que la existencia nos depara. Él que tenga ojos que vea, y él que tenga oídos que oiga.