Por Roberto Veras
En un mundo cada vez más complejo y desafiante, la importancia de vivir una vida moral se vuelve fundamental para el desarrollo individual y colectivo. Ser coherente en nuestras acciones, predicando y realizando los valores éticos que defendemos, se convierte en un imperativo para promover una sociedad justa y equitativa.
En los últimos días está expuesto en la palestra pública la nacionalización del escritor peruano, Mario Varga Llosa, quien como escritor es una persona que merece el respeto de todos, pero su historia personal es un desastre. Sería bueno que el señor Varga Llosa respetara la vida de los demás cuando escribe sus obras literarias.
Es cierto que Mario Vargas Llosa ha sido una figura destacada en el ámbito de la literatura latinoamericana y ha sido galardonado con el Premio Nobel. Sin embargo, la afirmación de que carece de virtudes literarias, especialmente en lo que respecta a la búsqueda de vivir una vida moral, es una perspectiva subjetiva que puede ser debatida.
En este contexto, es esencial comprender que la moral no es un concepto estático, sino una guía dinámica que se construye a través de la reflexión y la acción consciente. Cada persona tiene la responsabilidad de evaluar sus propias creencias y valores, y de buscar un equilibrio ético en sus decisiones y comportamientos diarios.
Es común que los escritores expresen críticas y opiniones fuertes sobre diversos temas y figuras públicas en sus obras o en el ámbito público. La capacidad de cuestionar, criticar y rebelarse contra las normas establecidas es una característica que ha estado presente en la literatura a lo largo de la historia. No necesariamente implica que el autor carezca de virtudes literarias o morales.
Ser coherentes implica actuar de acuerdo con nuestras creencias y valores en todas las áreas de nuestra vida, tanto en lo público como en lo privado. No podemos permitirnos dividir nuestra personalidad en compartimentos, donde actuamos de manera moral en un contexto y de manera contradictoria en otro. Debemos ser íntegros y auténticos, y eso significa que nuestras palabras y acciones deben estar alineadas.
Es importante distinguir entre la vida personal de un autor y su obra literaria. Muchos escritores han tenido vidas personales tumultuosas o controvertidas, pero esto no invalida necesariamente su talento o su contribución a la literatura. La creatividad y la capacidad literaria pueden surgir de diversas experiencias y circunstancias personales.
En última instancia, es una elección individual cómo se valora la relación entre la vida personal de un autor y su obra literaria. Algunos lectores pueden considerar relevante la vida personal de un autor al evaluar su trabajo, mientras que otros pueden separar ambas esferas y enfocarse únicamente en la calidad de la obra literaria en sí misma.
La importancia de vivir una vida moral trasciende los beneficios individuales y se extiende a la sociedad en su conjunto. Cuando actuamos de manera ética, contribuimos a la construcción de una comunidad basada en el respeto, la confianza y la justicia. Nuestras acciones positivas inspiran a otros a seguir nuestro ejemplo y pueden generar un efecto dominó que promueva un cambio significativo.
Este debate ha generado diversas opiniones entre los seguidores y críticos de Vargas Llosa, algunos argumentando que su vida personal no debería afectar la valoración de su trabajo literario, mientras que otros consideran que es necesario tener en cuenta estos aspectos para una comprensión más completa de su obra y sus críticas hacia los demás.
Por tanto, instamos a todos los miembros de la sociedad a reflexionar sobre sus valores y a comprometerse con una vida moral coherente. No se trata solo de hablar sobre lo correcto, sino de vivirlo en cada aspecto de nuestras vidas. Solo a través de la acción consecuente y el ejemplo personal podremos transformar positivamente el mundo que habitamos.
Juntos, podemos construir una sociedad en la que la moralidad sea el cimiento sobre el cual se erijan nuestras acciones y decisiones. Sigamos el llamado a vivir una vida moral y seamos agentes de cambio para un futuro mejor, Mario Varga Llosa debe ser coherente con sus acciones y predicar con el ejemplo.