Por Roberto Veras
Hoy, la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) nos trae noticias preocupantes, las investigaciones en curso, con la colaboración de técnicos internacionales, han revelado múltiples violaciones a los protocolos de operación por parte de uno de los conductores de los dos trenes del metro que chocaron recientemente.
La última revelación, la apertura de la puerta contraria al andén, es un recordatorio escalofriante de que la seguridad pública está en juego y que debemos tomar medidas inmediatas para evitar una tragedia aún mayor.
La seguridad en el transporte público es una responsabilidad que recae en las instituciones encargadas de gestionar estos servicios. En este caso, la Opret es la entidad a cargo de garantizar que el metro funcione de manera segura y eficiente para todos los ciudadanos.
Sin embargo, las violaciones a los protocolos de operación, como la apertura de la puerta contraria al andén, son señales de alarma que no podemos pasar por alto.
Estos incidentes son un llamado de atención para que las autoridades pertinentes tomen medidas inmediatas. No podemos permitir que se repitan estos errores, ya que podrían resultar en accidentes graves con consecuencias devastadoras.
Es crucial que la Opret instruya a su personal de manera adecuada y refuerce los protocolos de seguridad para garantizar que el metro sea un medio de transporte confiable y seguro para todos.
La seguridad pública no es un tema que deba tomarse a la ligera. Los ciudadanos confían en que las instituciones encargadas de administrar el transporte público cumplan con los más altos estándares de seguridad. Cualquier violación a estos estándares debe ser investigada y corregida de inmediato.
Esperamos que la Opret tome estos incidentes como una oportunidad para fortalecer sus procedimientos y asegurarse de que situaciones como estas no vuelvan a ocurrir. La vida y la seguridad de los pasajeros deben estar siempre en primer lugar, y es responsabilidad de todos nosotros, como sociedad, garantizar que así sea.