POR RAMÓN COLOMBO
Vivo en la más grande urbe del Caribe, con 2,000 kilómetros cuadrados y 4.5 millones de habitantes; con una insólita verticalidad de más de 10 pisos en sus barrios céntricos; con un comercio amplio, variado y moderno; con servicios gastronómicos envidiables; con avenidas, túneles y puentes hacia todos los puntos cardinales y con metros, teleféricos y autobuses que lamentablemente no usa la clase media, por lo que en las horas pico Santo Domingo, capital de la República Dominicana, es una odiosa ciudad que te obliga a consumir una hora y media a vuelta de ruedas, desde el Puente Duarte hasta donde vayas…(¡No lo vuelvo a hacer!).