De la muerte a la sobrevivencia “Una historia de fe, milagros y gratitud”

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Por Roberto Veras 

Quiero compartir la conmovedora historia de un ser querido que, en medio de la oscuridad más profunda, encontró la luz de la esperanza a través de su inquebrantable fe en Dios. Su experiencia es un testimonio de resiliencia y gratitud, enseñándonos que incluso en los momentos más difíciles, la fe puede ser el pilar que sostiene nuestra existencia. 

Originario de la tierra fértil de la  región cibaeña, mi amigo fue afectado por una enfermedad terminal que se cobró la vida de once personas en su misma situación. Sin embargo, él se convirtió en el único sobreviviente, desafiando las expectativas y desencadenando un giro inesperado en su vida. 

Recuerda con claridad el momento en que la enfermedad amenazaba con consumirlo. Yaciendo boca arriba, experimentó una fuerza de energía que ingresó por el dedo gordo de sus pies, recorriendo cada rincón de su ser. Simultáneamente, un olor nauseabundo escapó de su boca, marcando un momento de transición inexplicable. 

Lo notable de esta experiencia radica en que, a partir de ese instante, todas las mediciones médicas volvieron a la normalidad. Mi amigo, guiado por su fe en Dios, se convirtió en un testimonio viviente de la capacidad de la espiritualidad para superar las limitaciones de la ciencia. 

En sus propias palabras, destaca que durante esos momentos críticos, su fe en Dios no flaqueó. Su conexión con lo divino actuó como un ancla, sosteniéndolo cuando todo parecía desmoronarse a su alrededor. La fe no solo fue su refugio, sino también su guía en la búsqueda de la luz en la oscuridad. 

Este relato no busca glorificar la supervivencia física, sino resaltar la fortaleza espiritual que permitió a mi amigo resistir las tormentas más intensas. No es solo un testimonio de sanación, sino un recordatorio de que la fe puede ser un faro de esperanza incluso en los momentos más desafiantes. 

En un gesto de gratitud, mi amigo no pasa por alto el papel crucial de los médicos estadounidenses en su recuperación. Su agradecimiento trasciende fronteras y nacionalidades, mostrando que la colaboración y el apoyo mutuo son fundamentales en la lucha contra la adversidad. 

La historia de mi amigo es un llamado a la reflexión sobre la fuerza de la fe en los momentos más difíciles. A través de su experiencia, nos recuerda que, independientemente de las circunstancias, la fe en Dios puede ser el ancla que nos ayuda a superar las tempestades y encontrar la luz al final del túnel.