SANTO DOMINGO ESTE, RD.- Juan Sánchez Lamouth fue un destacado poeta dominicano nacido en Santo Domingo, República Dominicana, en 1929.
Desde temprana edad, demostró un profundo interés por la literatura y la poesía, lo que lo llevó a publicar su primer libro de poemas en 1954, titulado «Brumas».
Este fue solo el comienzo de una prolífica carrera literaria que lo consolidaría como uno de los poetas más importantes de su generación.
A lo largo de su vida, Sánchez Lamouth escribió una serie de obras notables que capturaron la esencia del alma dominicana y abordaron temas como la naturaleza, el amor, la política y la condición humana.
Entre sus obras más destacadas se encuentran «Elegía de las hojas caídas», «19 poemas sin importancia», «200 versos para una sola rosa» y «Memorial de los bosques», entre otras.
Su talento poético no pasó desapercibido, y en 1964 y 1966 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía, un reconocimiento que confirmó su lugar en el panteón de los grandes escritores dominicanos. Pero más allá de los premios y reconocimientos, Sánchez Lamouth fue valorado por su profunda conexión con su pueblo y su compromiso con los temas sociales.
Se le describe como un poeta del pueblo, que a pesar de su propia pobreza y su estilo de vida bohemio, siempre estuvo dedicado a retratar la vida en los barrios marginales de Santo Domingo, especialmente en el poblado de Los Mina Viejo.
Su poesía era un reflejo de la realidad cotidiana de las personas comunes, con un enfoque en la dignidad y la lucha de los menos privilegiados.
En su obra, se puede observar su sensibilidad hacia las injusticias y el sufrimiento humano, así como su capacidad para transmitir emociones profundas a través de sus versos.
Desde los paisajes urbanos hasta las experiencias personales, Sánchez Lamouth supo capturar la esencia de la vida dominicana con una voz poética única y poderosa.
Su legado literario sigue siendo una fuente de inspiración para generaciones posteriores de escritores dominicanos, y su compromiso con la justicia social y la belleza del lenguaje perdura en su obra, recordándonos la importancia de la poesía como herramienta para expresar las realidades más profundas del ser humano.