Es considerado un sabio, el mayor estudioso de las raíces histórico-culturales afrocubanas y sus aportes a la cultura triy las ciencias son muy amplios
Por Pedro Ríoseco López-Trigo – Granma.cu
Fernando Ortiz Fernández murió el 10 de abril de 1969, hace 55 años, pocos meses antes de cumplir 88 años Es considerado un sabio, el mayor estudioso de las raíces histórico-culturales afrocubanas, y sus aportes a la cultura y las ciencias son muy amplios.
Antropólogo, jurista, arqueólogo, periodista, criminólogo, etnólogo, lingüista, musicólogo, folklorista, economista, historiador y geógrafo, Fernando Ortiz nació el 16 de julio de 1881 en Ciudad de La Habana. Por su labor investigativa está considerado el tercer descubridor de Cuba, después de Cristóbal Colón y Alejandro de Humboldt.
Indagó y profundizó en los procesos de transculturación y formación histórica de la nacionalidad cubana. En 1940 en su obra fundacional «Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar» introduce el concepto de transculturación, considerado por Bronislaw Maniloswski como uno de sus mayores aportes a la antropología cultural mundial.
En 1952 inicia la publicación de la monumental obra en cinco tomos «Los instrumentos de la música afrocubana». En 1959 publica «La historia de una pelea cubana contra los demonios», primer volumen de la trilogía «Defensa póstuma de un inquisidor cubano del siglo XVII».
Fernando Ortiz fue director de numerosas publicaciones periódicas y fundador de instituciones culturales que a lo largo de su vida contribuyeron a ampliar las concepciones no eurocéntricas de la antropología cultural y la historiografía en Cuba. La actual Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, en el corazón del Vedado capitalino, surge como un espacio que le permite a las ciencias sociales el estudio y el debate del conocimiento producido y por producir y el desarrollo de investigaciones para insertarlas de manera activa en la compleja batalla que se libra en Cuba por un destino libre y justo.
La Fundación Fernando Ortiz, creada el 21 de septiembre de 1995, es una institución cultural cubana de carácter público y civil, no gubernamental, con personalidad jurídica y patrimonio propios y sin fines lucrativos. Sus fines principales son el estudio y divulgación de la vida y la obra del sabio cubano, y el desarrollo de investigaciones científicas sobre la identidad cultural cubana.
Ortiz cursó estudios primarios en Menorca, Islas Baleares, donde obtuvo el título de Bachiller. Inició la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, la cual concluyó en la Universidad de Barcelona. Obtuvo el título de Doctor en Derecho, en la Universidad de Madrid. Continuó estudios de Criminología en Italia, donde hizo amistad con César Lombroso y colaboró en su Revista Archivio di Antropologia Criminale, Psichiatria e Medicina Legale.
A partir de 1903 cumplió misiones en el servicio exterior de Cuba, en la Coruña, Génova, Marsella y París. En 1906 pasó a fungir como Abogado Fiscal de la Audiencia de La Habana. Obtuvo por oposición en 1909 la plaza de profesor en la Facultad de Derecho Público de la Universidad de La Habana, e impartió por nueve años las asignaturas de Derecho Constitucional y Economía Política. Obtuvo la Cátedra de Etnografía Cubana en ese alto centro de estudios y formó parte del grupo de iniciadores de la Universidad Popular, en 1914.
Entre sus obras se destacan sus inquietudes políticas y sociolingüísticas. Fue Representante a la Cámara por una década, a partir de 1917. Entre 1931 y 1933 residió en Washington, donde hizo diversas actividades de denuncia contra el régimen dictatorial que Gerardo Machado había impuesto en Cuba.
A inicios de su estancia en Estados Unidos participó en la sesión anual de la Asociación Americana de Historia, y denunció los diversos factores económicos y políticos a través de los cuales dicho país había incidido negativamente en el desarrollo histórico de la isla mayor de Las Antillas.
Su posición en defensa de la causa de los negros, así como su reivindicación de la herencia indigenista, sitúan a Ortiz como un decidido representante del antirracismo en Cuba, muestra de lo cual puede apreciarse en su obra «El engaño de las razas», preparada en 1944 y publicada dos años más tarde.
Realizó notables aportes sobre las culturas aborígenes de Cuba. Reflejados en la «Historia de la arqueología indocubana» (1923) y «Las nuevas orientaciones de la prehistoria cubana» (1925). Sobre grupos étnicos de procedencia africana, merecen mencionarse sus obras: «Los negros esclavos» (1916), «Glosario de afronegrismos» (1924), «La africanía de la música folklórica de Cuba» (1952) y «Los bailes y el teatro de los negros en el Folklore de Cuba» (1953).
Creó y editó gran cantidad de revistas. Reanudó la publicación de la Revista Bimestre Cubana, en 1910, de la cual fungió como su Director hasta 1959. Asimismo, fue colaborador frecuente de numerosos órganos de prensa nacionales y extranjeros. Como jurista fue autor de numerosas obras, muchas de ellas traducidas a varios idiomas, la primera de las cuales: «Hampa Afrocubana», apareció en 1906 prologada por César Lombroso. Especial importancia tuvo su Proyecto de Código Criminal Cubano, editado en 1926.
Miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, a partir de 1907, y electo su Presidente en 1923 y Socio de Mérito en 1931. Miembro de la Academia de la Historia de Cuba, donde llegó a ser su Presidente. Creó la Institución Hispanoamericana de Cultura, en 1936, la cual presidió hasta su desaparición. Fundó y presidió la Sociedad de Estudios Afrocubanos, en 1937, y el Instituto Cultural Cubano Soviético, en 1945.
Ortiz recibió también múltiples condecoraciones y distinciones internacionales, como la medalla de socio de mérito de la Sociedad Económica de Madrid, en 1928; los títulos de Doctor Honoris Causa en Humanidades por la Universidad de Colombia, en Etnografía por la Universidad de Cuzco, y en Derecho por la Universidad de Santa Clara. Su destacada obra como hombre de ciencias e investigador de trascendentales proyecciones humanas lo colocan, sin lugar a dudas, entre los grandes de la cultura universal.
El 16 de julio de 2019 su obra fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación Cubana, acto que consagra el compromiso del Estado y sus instituciones con su custodia, preservación, promoción y difusión entre las actuales y venideras generaciones, y con el sabio que defendió siempre sus raíces soberanas.