Por Robert Veras
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- En una democracia, el gobierno debe reflejar la voluntad de la gente, gobernar con el interés colectivo como prioridad y no con intereses particulares. Las recientes elecciones en nuestro país demostraron, una vez más, que la voz del pueblo es fundamental y que sus expectativas y deseos deben ser respetados.
Los resultados electorales casi coincidieron con las muestras representativas del universo de los votantes, recogidas mediante las encuestas más acreditadas que se aplicaron en el país antes del día de las elecciones. Esto no es solo un reflejo de la precisión de nuestras herramientas democráticas, sino también de un electorado bien informado y consciente de su poder y responsabilidad.
Tal como sucedió en las elecciones municipales, las presidenciales y congresuales fueron como se esperaban: todo un éxito. Este éxito no es solo del Partido Revolucionario Moderno (PRM) o del presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, sino del sistema democrático en su totalidad. Es una celebración de la participación ciudadana y de la transparencia en el proceso electoral.
En cuanto a los resultados, nadie dudaba que el presidente Abinader y su partido se alzarían con el triunfo. Su victoria es un reconocimiento al trabajo realizado y a las promesas cumplidas. Sin embargo, también es un recordatorio de la responsabilidad que tienen ante el pueblo que los eligió.
Gobernar no es solo ganar elecciones; es estar a la altura de las expectativas del pueblo, escuchar sus necesidades y trabajar incansablemente para mejorar su calidad de vida. Un gobierno que da la espalda al pueblo está destinado al fracaso. Es fundamental recordar que el poder reside en la gente, y es por ellos y para ellos que se debe gobernar.
El éxito de estas elecciones debe servir como un recordatorio constante de que el interés colectivo siempre debe estar por encima del particular. Solo así podremos construir una nación más justa, equitativa y próspera para todos.