Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO Este.- En el contexto político actual de la República Dominicana, la necesidad de una renovación en la dirección del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se ha vuelto un tema de debate crucial.
Observando la historia reciente de otros partidos políticos en el país, es evidente que la falta de relevo generacional puede tener consecuencias devastadoras para cualquier organización política.
El caso del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y su líder Miguel Vargas Maldonado sirve como un ejemplo claro de los riesgos que enfrenta el PLD.
Vargas Maldonado, al no promover una política de renovación en la dirección de su partido, terminó aislado, quedándose solo con las letras del PRD mientras el partido perdía relevancia y fuerza en la política nacional.
En contraste, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha demostrado que el relevo de grandes líderes es esencial para mantener el poder y la relevancia.
El éxito del PRM se debe en gran parte a la incorporación de figuras nuevas y dinámicas como el presidente Luis Abinader, Fellito Suberví y Wellington Arnaud.
Estos líderes han permitido al PRM no solo llegar al poder, sino mantenerse en él, adaptándose a las demandas cambiantes del electorado.
La lección es clara: el PLD debe implementar una política efectiva de relevo en su dirección si desea evitar el destino que ha sufrido el PRD.
Si el partido no adopta un enfoque proactivo para integrar nuevas voces y líderes, el presidente Danilo Medina corre el riesgo de quedarse no solo sin su característico bigote, sino también sin partido, mientras el PLD pierde su influencia y capacidad de acción.
Este llamado a la renovación no es solo una cuestión de estrategia política, sino una necesidad para la supervivencia y el éxito continuado del PLD. La historia reciente del PRD y el ascenso del PRM subrayan la importancia de una dirección adaptable y abierta al cambio. Para el PLD, el momento de actuar es ahora, antes de que sea demasiado tarde.