De aviones, mafias y elecciones

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Los secuestros de aviones venezolanos y su robo por parte de Estados Unidos no podrán jamás doblegar al proceso bolivariano y mucho menos pretender apoderarse de sus grandes recursos energéticos

POR ELSON CONCEPCION PEREZ – granma.cu

Que llegara a ser presidente un dirigente gremial –chofer de ómnibus, e inquieto joven que se involucró en el movimiento revolucionario, y chavista luego, de su país–, ha sido y es demasiado para los gobiernos de Estados Unidos, acostumbrados a poner y quitar mandatarios, así como a sancionar, y hasta invadir países.

Además, sucedió en Venezuela, el mayor reservorio petrolero del mundo, por lo que intentan, desde Washington, deshacerse de Nicolás Maduro, como antes quisieron hacer con Hugo Chávez.

La prepotencia estadounidense ha conducido a sus gobernantes a cometer errores como el de Donald Trump, de reconocer a Juan Guaidó como «presidente» del país bolivariano, a sabiendas de sus «cualidades» de bufón, y con el único objetivo de llenar sus bolsillos de dólares.

Ahora, otro mandatario, Joe Biden, desarrolló la misma estrategia que Trump,  desconocer los resultados de las elecciones venezolanas y reciclar un expediente sucio, Edmundo González, de la mano de Corina Machado, con un currículo similar.

Entonces, el Gobierno de EE. UU. –como si estuviéramos viendo lo que hizo con la Cuba triunfante de 1959– acude al robo de recursos nacionales, a sanciones convertidas en bloqueo, para que la Venezuela Bolivariana –la de Chávez y Maduro– se rinda, lo que no lograron con Cuba revolucionaria, ni lo harán con Venezuela.

No tienen en cuenta que en seis años de presidencia de Maduro la inversión social aumentó un 74,1 %; a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela, se beneficiaron más de dos millones de familias; los programas de Salud ofrecieron 100 000 atenciones médicas, las intervenciones quirúrgicas crecieron un 600 % y se rehabilitaron 400 centros hospitalarios. El 100 % de las personas en edad de jubilación cuenta con una pensión, y mientras el empleo crece, el desempleo ha decrecido un 6 %.

En este contexto, Washington impuso medidas ilegales y violatorias del derecho internacional, como el robo de aviones que son propiedad de Caracas. Primero, en el año 2022, y amparados por un fiel comediante del peor gusto, Javier Milei, se apropiaron de un avión de carga de la empresa Emtrasur, en un aeropuerto internacional de Argentina. La nave se trasladó a la Florida, EE. UU., donde fue descuartizada y convertida en chatarra, en un verdadero ataque de furia de la administración estadounidense.

El video del avión en pedazos recorrió el mundo y propició el aplauso de grupos fundamentalistas y de la mafia venezolana y cubano-americana de la Florida.

Por estos primeros días de septiembre, otro robo, con montaje mediático parecido al anterior, se realizó en el aeropuerto de República Dominicana, donde un avión venezolano, alguna vez usado por el presidente Nicolás Maduro, fue robado en franco acto de piratería estadounidense y llevado también a La Florida, para mostrar a «los duros» –como se autoproclaman algunos grupos contrarrevolucionarios, venezolanos y cubanos– que ese robo bien vale el voto electoral en los sufragios de noviembre próximo.

Especialistas en el tema, señalan que Estados Unidos está utilizando el sistema judicial de su país como un brazo largo, más allá de sus fronteras, e imponiéndolo al resto de las naciones a través de procedimientos intimidatorios.

Los secuestros de aviones venezolanos y su robo por parte de Estados Unidos son otra maniobra fallida, en su intento por doblegar al proceso Bolivariano y apoderarse de los grandes recursos energéticos de Venezuela.