Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- Por invitación de mi amigo Triffolio, asistí a la conferencia impartida el 12 de octubre “Día de la Raza” en el emblemático Faro a Colón por el reconocido historiador y escritor Orlando Inoa.
La ponencia tuvo como tema central el deseo manifestado por Cristóbal Colón de que sus restos fueran depositados en Quisqueya, hoy conocida como la República Dominicana. Este evento atrajo a un nutrido grupo de historiadores, académicos, estudiantes y ciudadanos interesados en el legado del almirante.
Durante su exposición, Inoa señaló que existen dos lugares que reclaman ser el último reposo de Cristóbal Colón: España y la República Dominicana. Si bien es cierto que los restos del almirante fueron trasladados a España, es igualmente cierto que en el país caribeño, específicamente en el Faro a Colón, también se asegura que reposan parte de sus restos. «Hasta que no se realicen los estudios científicos de factibilidad, no se sabrá con certeza cuáles son los restos reales del almirante», declaró el historiador.
El misterio en torno a los restos de Colón fue el tema central de la conferencia, pero como quien suscribe, Roberto Veras, no pude evitar reflexionar sobre un aspecto más profundo: ¿Por qué se le ha erigido un monumento tan majestuoso y faraónico a un aventurero que, aunque descubrió una tierra desconocida para Europa, fue responsable del exterminio de una raza que vivía en libertad? Esta civilización, sin el conocimiento tecnológico de la época, fue esclavizada y obligada a adoptar la fe cristiana.
Colón, aunque para Europa especialmente para España que no era su tierra natal, fue un héroe que dio a conocer un nuevo continente cuando ellos vivian en el pleno «Renacimiento Histórico», también trajo consigo la destrucción de las culturas y la vida de los pueblos originarios. Resulta paradójico que un hombre asociado con tanta tragedia para los nativos de América sea honrado con un monumento de tal magnitud. Este pensamiento, que me surge al estar ante el Faro a Colón, plantea una gran contradicción en nuestra historia.
De su lado, al término de la conferencia, tuve la grata sorpresa de encontrarme con Ingris Fernández, la hija menor del Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, uno de los grandes ideólogos de la Revolución de Abril de 1965 y un verdadero héroe dominicano. Este inesperado encuentro añadió un toque especial a la jornada, recordando la grandeza de aquellos que, como Fernández Domínguez, han luchado por la libertad y la dignidad de la República Dominicana.
Juan Cruz Triffolio, Ingris Fernández y Roberto Veras
La conferencia de Inoa no solo iluminó aspectos poco conocidos del destino de los restos de Cristóbal Colón, sino que también instó a los presentes a repensar el significado y la simbología que rodean a figuras históricas tan controvertidas. A medida que los avances científicos puedan arrojar más luz sobre este enigma, queda abierta la interrogante de qué se hará con esta información y cómo impactará la memoria histórica que tanto ha moldeado la identidad de los países americanos.
