Por Juan Veras
SANTO DOMINGO, RD.- A medida que la situación económica y migratoria en la República Dominicana continúa empeorando, los ciudadanos están cada vez más preocupados por dos temas que dominan el debate público: la propuesta de una Reforma Fiscal y la constante entrada de haitianos indocumentados por la frontera.
Ambas cuestiones están generando tensiones que, de no ser atendidas con urgencia, podrían desencadenar un estallido social en el país.
El gobierno dominicano ha presentado la Reforma Fiscal como una medida necesaria para estabilizar las finanzas del Estado. Sin embargo, muchos dominicanos sienten que esta reforma solo agravará la ya difícil situación económica que enfrentan.
El alza en los precios de los productos de primera necesidad, tales como los alimentos, el combustible y los medicamentos, está afectando profundamente a las familias, que ven cómo sus ingresos se reducen ante un costo de vida cada vez más alto.
De acuerdo con diversas organizaciones sociales y económicas, los efectos de la reforma, de ser implementada en su forma actual, se sentirán principalmente en los sectores más vulnerables de la sociedad. Los pequeños comerciantes, los empleados de salario mínimo y las familias de clase media están sintiendo el peso de una economía que parece no ofrecer alivio.
A pesar de que el gobierno argumenta que estas reformas son indispensables para mantener la estabilidad, la percepción popular es que el esfuerzo no está siendo distribuido de manera equitativa.
Mientras tanto, la constante llegada de haitianos indocumentados a través de la frontera ha generado una creciente preocupación en todo el país. La falta de control migratorio efectivo, agravada por la inestabilidad política y económica en Haití, ha intensificado el flujo de personas que ingresan a la República Dominicana en busca de mejores condiciones de vida.
Sin embargo, este fenómeno ha despertado tensiones sociales, ya que muchos dominicanos sienten que el Estado no está manejando adecuadamente esta situación.
Sectores de la sociedad dominicana han expresado su descontento, no solo por la cantidad de personas que cruzan la frontera sin control, sino también por las implicaciones sociales, económicas y de seguridad que esto conlleva.
La sensación de inseguridad crece a medida que la población percibe que los recursos del Estado, ya limitados, son insuficientes para manejar una crisis de esta magnitud.
Ante esta creciente presión, diversos analistas advierten sobre la posibilidad de que se produzcan manifestaciones masivas o incluso un estallido social en caso de que no se ofrezcan soluciones claras y concretas a estos problemas.
La combinación de una economía en dificultades, una población cada vez más insatisfecha y una crisis migratoria mal gestionada, crea un escenario que podría desestabilizar el país.
El sociólogo Juan Cruz Triffolio expresó: «Cuando las necesidades básicas no se satisfacen y las instituciones no ofrecen respuestas, el pueblo se siente abandonado. Si las autoridades no toman acciones rápidas y decisivas, el malestar podría derivar en protestas masivas que afectarían la estabilidad social del país.»
Por su parte, la economista Ana García resaltó que la clave para evitar una crisis social reside en la capacidad del gobierno para generar confianza entre los ciudadanos. «La transparencia en las decisiones fiscales y el control efectivo de la frontera son cruciales. Si la gente no ve mejoras, la frustración podría desbordarse», añadió García.
En medio de este panorama, organizaciones civiles, expertos y ciudadanos hacen un llamado urgente al gobierno dominicano para que tome medidas efectivas y ofrezca respuestas claras a estos dos grandes problemas que afectan a la sociedad.
La solución pasa por una reforma fiscal justa que no recaiga únicamente sobre los sectores más vulnerables, así como un control migratorio eficaz que respete los derechos humanos, pero que también garantice la seguridad y estabilidad del país.
La preocupación crece día a día, y las tensiones están llegando a un punto crítico. Ahora, más que nunca, es necesario que el liderazgo político actúe con responsabilidad y visión de futuro para evitar un conflicto que podría tener consecuencias graves para la estabilidad de la nación.