Gobierno de Abinader dejará del país solo el chasis

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POR MAXIMO SANCHEZ

A los actos de corrupción gubernamental que, el presidente Balaguer llegó a decir que se detenían en la puerta de su despacho, les llamó “indelicadezas”. Según la Lengua Española, la indelicadeza es un acto grosero, ofensivo e incorrecto; y así lo asumió el Dr. Balaguer, en cuya fineza al hablar no usaba vulgaridades como ladrón asqueroso, o desfalcador malviviente.

Los 300 millonarios que dijo, surgieron en sus primeros 12 años de gobierno, los justificó al hablar de la saludable y creciente economía del país. Quienes adversamos al Dr. Joaquín Balaguer, durante sus 22 años de gobierno, nunca lo citamos en el contexto extenso de su discursiva; aprendimos a combatirlo por frases desprendidas de sus declaraciones.

Si durante los 12 años de una economía reducida y pobre, a su sombra se produjeron 300 millonarios, la cuantía de lo que fue la corrupción en un marco económico más grande, durante los 10 años restantes, cuando ya estaba completamente ciego y sin dominio del viejo cuadernito y las riendas del Estado, es incalculable.

Lo paradójico de todo esto es que, al presidente Balaguer y a su Partido Reformista Social Cristiano, le sucede en el poder el presidente Leonel Fernández con un partido acicalado, bien peinado y arregladito para ir de fiesta, pero que no sabía bailar en los salones del Estado, el Partido de la Liberación Dominicana.

Al concluir su período, en el último año del siglo XX, el presidente Fernández pronunció una frase que le acompaña en la historia que escribe con su vida política, dijo antes de entregar el gobierno al presidente Hipólito Mejía: “Nos podrán acusar de muchas cosas, pero jamás podrán decir que no hicimos un gobierno decente”; luego del fracaso de Hipólito, los resultados de las urnas llevaron a Leonel otra vez a la “silla de alfileres” en el 2004.

AUTOR: Máximo Sánchez

Tuvimos un abuelo balaguerista -don Tomás Carrasco Herasme- que, nos veía defender las prédicas anticorrupción del profesor Juan Bosch, un día del año 1977 nos dijo: “Mi hijo, y con cuales personas gobernará Juan Bosch, para hacer un gobierno honesto, porque a mi larga experiencia, tendría que traerlas de otro planeta, le será muy difícil encontrarlas aquí”.

Nuestro abuelo murió a principios de los 80s del siglo pasado, y no tuvo tiempo de reírse de nuestra temprana ingenuidad política, cuando nuestros antiguos compañeros comenzaron a sucumbir ante las mieles del poder.

Múltiples experiencias

Las experiencias de las indelicadezas de los PRD-PRM son múltiples y variadas. En noviembre de 1981, Vanguardia del Pueblo, un semanario creado por don Juan Bosch como vocero del PLD, imprimió y vendió más de 100 mil ejemplares con el título de Álbum de la Corrupción; en el que se denunciaban un sin número de actos de corrupción del gobierno perredeísta de aquel momento.

Se presentaron secuencias gráficas, de los humildes cuartos de pensión donde vivieron los funcionarios del gobierno que, con menos de tres años de poder, pasaron a ser dueños de enormes mansiones en los lugares más caros de la capital dominicana.

Pero, eso fue en el gobierno de don Antonio Guzmán, al presidente Salvador Jorge Blanco nadie le dedicó un álbum de corrupción y ha sido el único presidente condenado por corrupción; en su caso no hizo falta colectar pruebas en ningún álbum.

Para los casos de la presidencia de Hipólito Mejía, se necesitaría no un álbum, sino una enciclopedia, porque tendríamos que clasificarlos por sus diferentes pelambres; por esa razón detengámonos un poquito en la modalidad del indelicado comportamiento político del gobierno del presidente Abinader.

La procedencia empresarial del presidente Luis Abinader, le ha llevado a descansar las bases de su administración en una parte de sus empresarios amigos; en ese orden, nadie podía esperar que la costumbre de esos ciudadanos desapareciera de la noche a la mañana; ellos llegaron a los diferentes estamentos del Estado para hacer, lo que normalmente hacían, negocios.

Este es el gobierno, donde no se discute la conveniencia del país dominicano; se dan palos acechados como el contrato de los aeropuertos, y por más que se patalea el gobierno se sale con la suya. Se ha cacareado una justicia independiente, y la Encargada de Ética del gobierno, dice que solo ella ha llevado 46 expedientes de corrupción de este gobierno y no se ha hecho nada.

Las indelicadezas del huracán de los Medinas que, si lo examinamos bien, encontraremos extrañas connivencias con sectores del gobierno de Abinader, podrían parecer un juego de niños, cuando en el futuro se meta el bisturí en el tejido de esta administración.

Entre los fideicomisos, para favorecer a los empresarios amigos, los contratos ilegales para pagar favores de campaña, y los robos directos en contratos de alquileres, más un endeudamiento galopante, el gobierno del presidente Abinader dejará del país, solo el chasis.