Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- Desaprensivos han cometido un acto de vandalismo imperdonable: decapitar la estatua de San Vicente de Paúl.
Este monumento, dedicado a un hombre que consagró su vida al servicio de los pobres, ha quedado mutilado, como si su legado fuese ignorado y su historia olvidada.
El espacio que rodea la estatua luce en un total abandono. La maleza crece sin control, creando un entorno sombrío que parece reflejar la indiferencia hacia el cuidado de este lugar.
La falta de mantenimiento ha hecho que el área se convierta en un punto favorable para actos delictivos, como el que ha acabado con la dignidad de este homenaje.
San Vicente de Paúl, sacerdote conocido por su dedicación a los más necesitados, representa los valores de compasión y servicio.
Destruir su imagen es más que un acto de vandalismo; es un ataque contra los principios que encarnó y contra los valores que debería representar cualquier sociedad.
Urge que las autoridades y la comunidad se unan para restaurar este monumento y revitalizar el espacio. Es vital no solo reparar la estatua, sino también cuidar su entorno, podar la maleza y garantizar la seguridad.
San Vicente de Paúl merece respeto, y el lugar que lleva su nombre debe ser un símbolo de esperanza, no de falta de interés o de cuidado.