Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO, RD.- Desde las entrañas del Partido Fuerza del Pueblo (FP) se está gestando una estrategia política que ha comenzado a polarizar el escenario interno entre dos figuras que, aunque comparten un apellido, podrían representar intereses y generaciones distintas: Leonel Fernández y su hijo, Omar Fernández. Esta narrativa, que se va construyendo con evidente intencionalidad, parece formar parte de una estrategia política a largo plazo cuyo objetivo sería posicionar a Omar Fernández como una figura clave para las elecciones del 2028.
Leonel Fernández, experimentado líder político con una extensa trayectoria, sigue consolidándose como el eje central del partido, pero también enfrenta el desafío de renovarse ante un electorado que demanda rostros nuevos y discursos frescos. Omar Fernández, con su juventud y creciente popularidad, ha emergido como una figura prometedora dentro de la Fuerza del Pueblo y también en el panorama político nacional.
Sin embargo, no es casual que algunos analistas y sectores políticos interpreten estas maniobras como parte de un plan que busca utilizar el atractivo de Omar Fernández para asegurar una vicepresidencia en una posible candidatura conjunta con su padre en 2028. Esta jugada, aunque estratégica, también puede generar tensiones internas dentro del partido, sobre todo entre aquellos que ven en esta movida un exceso de centralización familiar del poder.
La estrategia tiene un claro componente de contrapeso ante las posibles candidaturas del Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde nombres como Carolina Mejía y David Collado ya suenan como figuras fuertes para competir en las elecciones del 2028. La inclusión de Omar Fernández en una fórmula presidencial busca responder a un PRM que podría apostar por una combinación de experiencia y frescura para mantener su base y atraer nuevos votantes.
En política, estas estrategias de polarización no son nuevas, pero sí conllevan riesgos. Por un lado, podría consolidar el liderazgo de la Fuerza del Pueblo al proyectar unidad y continuidad dinástica en el poder. Por otro, corre el peligro de abrir brechas internas en un partido que necesita solidificar su base y ampliar su influencia más allá de los seguidores tradicionales de Leonel Fernández.
El electorado, cada vez más informado y crítico, también podría interpretar esta estrategia como un intento de perpetuación dinástica, lo cual choca con las demandas de alternabilidad y renovación que se han vuelto una exigencia en el discurso político contemporáneo. Además, queda por ver cómo los liderazgos intermedios dentro de la Fuerza del Pueblo reaccionarán a una posible candidatura conjunta de Leonel y Omar Fernández, especialmente en un partido que busca construirse como una fuerza crítica y alternativa al bipartidismo tradicional.
En este contexto, es esencial que la Fuerza del Pueblo gestione con cuidado esta polarización interna. Si bien puede ser un movimiento político calculado para fortalecer su posición en el tablero electoral, también debe evitar que esta estrategia derive en divisiones internas o desgaste de su imagen frente al electorado. La historia política dominicana ha demostrado que los excesos de centralización de poder, especialmente en figuras familiares, pueden terminar erosionando la confianza en los proyectos políticos.
El tiempo dirá si esta polarización entre Leonel y Omar Fernández es una jugada maestra o un riesgo que podría comprometer el futuro de la Fuerza del Pueblo. Lo que sí es evidente es que la dinámica interna del partido será un factor determinante para su éxito o fracaso en los próximos años.