La decisión del Tribunal Constitucional, un cambio histórico para la democracia dominicana

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Roberto Veras
 
SANTO DOMINGO, RD.- La reciente decisión del Tribunal Constitucional de permitir que las candidaturas independientes participen en las elecciones para la escogencia de cargos públicos marca un antes y un después en la historia democrática de la República Dominicana. Este fallo no solo debilita la hegemonía política que los partidos han ejercido durante décadas, sino que también los obliga a reconsiderar su responsabilidad de presentar a sus mejores hombres y mujeres en la boleta electoral.
 
Sin embargo, no todos celebran este cambio. El expresidente Leonel Fernández ha alzado su voz, afirmando que esta medida podría abrir las puertas para que fuerzas nocivas dominen y ocupen espacios en el sistema político nacional. Según Fernández, las candidaturas independientes, sin el control y el filtro de los partidos, podrían ser aprovechadas por sectores que no necesariamente buscan el bien común, sino el beneficio propio o el desestabilizar la institucionalidad.
 
Desde una perspectiva optimista, esta decisión puede interpretarse como un paso hacia una democracia más inclusiva y representativa. Los ciudadanos, hartos de la repetición de los mismos nombres en las papeletas, ven en las candidaturas independientes una oportunidad para elegir a líderes más cercanos a sus intereses y menos atados a las líneas partidarias. Es una puerta abierta para quienes no han encontrado cabida en el sistema tradicional y desean ofrecer soluciones innovadoras y honestas.
 
Sin embargo, la advertencia de Fernández no debe tomarse a la ligera. Si bien es cierto que las candidaturas independientes pueden revitalizar la democracia, también presentan riesgos si no se establecen mecanismos claros de transparencia y responsabilidad. ¿Cómo garantizar que quienes se postulen como independientes no representen intereses oscuros o agendas ocultas? ¿Cómo evitar que estas candidaturas se conviertan en una vía para el oportunismo y la fragmentación del voto?
 
Lo cierto es que los partidos políticos tendrán que adaptarse a esta nueva realidad. La presencia de candidaturas independientes los obliga a elevar sus estándares y a ofrecer a la ciudadanía opciones creíbles y capaces. Ya no bastará con llenar las boletas con candidatos de dudosa reputación o lealtad partidaria; la competencia será más feroz y directa.
 
Este fallo del Tribunal Constitucional también plantea una reflexión sobre el futuro de la política dominicana. Si bien es necesario diversificar las opciones y permitir mayor participación ciudadana, también es vital fortalecer las instituciones y educar al electorado para que tome decisiones informadas. De lo contrario, el riesgo de que fuerzas nocivas ocupen espacios importantes será una amenaza real.
 
En definitiva, la decisión de permitir candidaturas independientes puede ser un catalizador para una democracia más vibrante y plural, pero su éxito dependerá de cómo se implementen las reglas del juego y de la madurez política de todos los actores involucrados. Este es un momento histórico que exige sabiduría, vigilancia y compromiso con el futuro del país.