Por Dagoberto Tejeda Ortiz
Con una mantilla como protección y un rosario en las manos, entraron al templo de San Juan Evangelista de Salcedo, uno de los más impactante y hermoso del país, diversas feligresas y feligreses a la misa del domingo 31 de enero de 1960. Había un clima de expectativa colectiva donde se hablaba en secreto, casi por señas y las oraciones eran más fervientes que de costumbre, porque miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), órganos de terror de la dictadura Trujillista había incursionado días antes en el pueblo llevándose para la cárcel de la Victoria, del Nueve y la 40 a varias personas del pueblo, mujeres y hombres, jóvenes y adultos.
La misa comenzó como de costumbre, pero cuando el sacerdote fue a ofrecer su sermón, lo que leyó fue una carta firmada por todos los obispos de la iglesia católica, fruto de una reunión de la Conferencia del Episcopado Dominicano, donde pedían oraciones para los presos políticos y para la confortación de “sus familiares afligidos”.
Los fieles solo se miraban, estaban incrédulos, no podían creer lo que oían por la tradición de silencio, sumisión y complicidad de la iglesia católica con la dictadura. Una de ellas era la odontóloga Fe Minerva Ortega, que días después fue apresada por ser una conspiradora, miembro y militante del glorioso movimiento del 14 de junio recién develado y perseguido con saña por la cantidad de sus miembros involucrados a nivel nacional, por el apresamiento de una juventud revolucionaria desafectos de la dictadura y unos adultos, muchos ligados al régimen, los cuales traicionaron y desafiaron a Trujillo.
Salcedo era un pueblo cristiano, hecho de arcoíris y de estrellas que honraba a Juana Núñez y a Francisco Antonio Salcedo, héroe independentista, con una historia llena de heroicidad y rebeldía, donde se acunó un fuerte e importante movimiento antitrujillista, con personajes como el Dr. Manuel Ortega, el Dr. Manuel Tejada Florentino, Jorge Antonio Tejeda Gautreaux, Rafael Fafa Taveras, la Dra. Sina Cabral, Fe Violeta Ortega, las Hnas. Mirabal y otras personas de la provincia.
Fe María de Jesús Violeta Ortega, fue a la Universidad de Santo Domingo, siendo estudiante contrajo matrimonio con el Dr. Marino Antonio Toribio y de allí nació Esther, su única hija, logrando graduarse de odontóloga. Abrió su consultoría en la hoy calle Hnas. Mirabal esq. Doroteo Tapia y poco a poco se convirtió en la “odontóloga de los pobres” a tal punto que desde entonces era conocida como “Mamá Fe”, para los no conocidos era “Fe Ortega” y para los más allegados era simplemente “Tía Fe”.
Amiga de las Hnas. Mirabal, fue introducida en el movimiento antitrujillista del 14 de junio por Minerva, convirtiéndose su consultorio en un excelente centro de conspiración porque ofrecía sus servicios odontológicos a todo el mundo, teniendo pacientes de todas las clases sociales. Durante mucho tiempo, entraban y salían sin llamar la atención de los sabuesos, “calieses” de la dictadura, los pacientes y los conspiradores.
“Tía Fe”, como yo también le decía, convirtió su consultorio odontológico en un centro conspirativo y participaba en actividades revolucionarias en la lucha antitrujillista.
Transportaba en su cartera pólvora, panfletos, brújulas, etc. y otras veces utilizaba la mochila inocente de su hija Esther que contaba con nueve años de edad para transportar esto y todo lo que fuera necesario, incluso el consultorio llegó a convertirse en laboratorio, porque allí llegaron a prepararse bombas. Al develarse el movimiento revolucionario del 14 de junio fue apresada y llevada a la Victoria y a la 40 por esbirros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Cuando la llevaron a la Victoria, encontró a las heroínas de Sina Cabral, Tomasina, a las Hnas. Mirabal y cuando llegó a la 40, estaba allí Sina Cabral, Asela Morel, Dulce Tejada, Mirian Morales, estando abarrotada de militantes revolucionarios del 14 de junio.
Allí, fue desnudada para humillarla, sentada en la silla eléctrica donde fue torturada con bastones eléctricos en su cuerpo, incluyendo sus senos y sus partes íntimas, por torturadores, lacras inhumanas que gozaban torturándola y tratando de humillara, con burlas y palabras no publicables, pero había demasiada dignidad y coraje, al tiempo que sus compañeros de lucha bajaban la cabeza y se retorcían de pudor, de rabia y de impotencia.
Sobrevivió a la dictadura y cuando ajusticiaron al tirano fue hecha de nuevo prisionera en la cárcel de Salcedo, pero tenía una actitud de orgullo al comprobar que su lucha no fue en vano, que al final con sus compañeros vencieron y que con su sacrificio contribuyeron a la llegada de la democracia y la libertad. Salió de la cárcel con la mirada en las estrellas y con la dignidad de su pueblo.
Fue reconocida y respetada en Salcedo y por el pueblo dominicano como heroína nacional. Como símbolo popular, fue elegida reina del carnaval de Salcedo. Fruto de las consecuencias del Alzheimer, murió un 23 de marzo del 2010 a los 88 años de edad.
Su muerte fue un acontecimiento que estremeció al pueblo de Salcedo que tenía como orgullo a esta heroína de la Patria, llenando de luto al país. En una misa de cuerpo presente, el padre Antonio Camilo, obispo de La Vega, expresó: “Hoy comienza la vida de Doña Fe, porque contaremos su historia a mucha gente y al mundo… que hubo una mujer en Salcedo que levantó la bandera de la sencillez, que levantó la bandera de la democracia, a favor del pueblo, en plena dictadura Trujillista”.
“Tía Fe”, la odontóloga de los pobres, la mujer que desafió el peligro y a la dictadura Trujillista, que sobrepuso su dignidad y su coraje por encima de las torturas de la 40, heroína de la Patria, orgullo de Salcedo, está presente en las aureolas de la historia y vive en el corazón del pueblo.