Declaración del Movimiento de Izquierda Unida en Defensa de la Soberanía y el Patrimonio Nacional

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EN DEFENSA DE NUESTRA SOBERANIA Y PATRIMONIO NACIONAL

El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, realizó recientemente, la que llamó su “primera gira” por América Latina y el Caribe, visitando cinco países entre éstos República Dominicana, visita que abrió muchas interrogantes sobre los propósitos y dejó una estela de juicios al concluir.  

Dadas sus enfáticas puntualizaciones cuando habla en español preferentemente al inglés, insinuando su nacionalidad de origen, es bueno comenzar indicando que Marco Rubio no es ciudadano cubano, sino norteamericano de origen cubano, dado que es hijo de dos emigrantes cubanos asentados en Estados Unidos desde 1956. Nunca ha estado en Cuba ni pisado su suelo, y si reivindica serlo, se debe sencillamente a las ventajas económicas y políticas que debía reportarle en un ambiente como el de la Florida y que, evidentemente, le ha reportado.

Sus padres fueron emigrantes económicos y no por motivos políticos, mucho menos por la “persecución comunista”, como este mitómano vive afirmando. Cinco años después de la llegada de los padres de Marco Rubio a los Estados Unidos, y como fruto de la invasión mercenaria de Playa Girón, en abril de 1961, fue que la Revolución cubana se declaró socialista. Marco Rubio nació en Estados Unidos en 1971, once años después del triunfo de la Revolución.

Por último, en estas necesarias precisiones biográficas del Secretario de Estado, es importante refrescar que su abuelo materno arribó a ese país en 1962 y fue amenazado de deportación como emigrante ilegal, obteniendo la residencia cinco años después, en 1967. De acuerdo a las reglas migratorias del presidente Trump, el abuelo de Marco Rubio podría haber sido deportado y regresado encadenado a la Base Naval de Guantánamo, como emigrante ilegal.

La rueda de prensa de Marco Rubio y el presidente Abinader

El pasado 6 de febrero ofreció una conferencia de prensa junto al presidente dominicano, Luis Abinader, la cual ha levantado más dudas y preguntas que asuntos concretos. Veamos:

Las tierras raras

De lo abordado en la rueda de prensa, de acuerdo a la información oficial de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos, hay que destacar que el primer tema abordado fue el de la economía. Curiosamente, fue el diplomático extranjero, y no el gobierno dominicano, quien reveló al país que el gobierno del presidente Abinader había firmado un contrato con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano, que amparaba las exploraciones para determinar la existencia de tierras raras en el país.

Por supuesto que se trata de un proceder sospechoso y peligroso, de carácter estratégico y con facetas que tocan la seguridad nacional y la independencia económica de República Dominicana. Precisamente, por este carácter debió de ser presentado y aprobado por el Congreso de la República, en tanto podría afectar su economía, seguridad y soberanía.

¿Por qué algo tan importante se ha mantenido lejos del escrutinio de los legisladores, la prensa y la sociedad dominicana? ¿A qué se debe el secretismo en este contrato y su falta absoluta de transparencia? ¿Qué derecho le concedemos a un diplomático extranjero a anunciar, como si se tratara de un asunto de política doméstica norteamericana, lo que es estrictamente un asunto dominicano?

Un elemento importante para este análisis es el anuncio del presidente Abinader que el país cuenta con una reserva de más de 100 millones de toneladas métricas de tierras raras, que son aquellas que contienen 17 elementos químicos, imprescindibles para la fabricación de tecnología moderna, y que dicha reserva “es muy importante para los Estados Unidos”; estimado de tierras raras en el país que algunos especialistas ponen en dudas al señalar que China, líder mundial en este sector, solo posee 44 millones de toneladas métricas, que representan el 37% de las reservas mundiales y controla la industria del refinamiento, lo que representa el 80% de la industria global de este rubro.

Es muy obvio, entonces, que los estimados de los ingenieros norteamericanos son deliberadamente inexactos, con el objetivo de reducir la influencia china en esta industria estratégica, usando a República Dominicana como moneda de cambio.

Promesas de Rubio en temas energético, fronteras, narcotráfico, Haití y Cumbre de Las Américas

Las vagas promesas que Marco Rubio esbozó en la conferencia de prensa augurando un destacado papel de la República Dominicana en el desarrollo en los sectores energéticos y de producción de tecnologías médicas y de seguridad modernas, dejan el sabor de un caramelo de consuelo. Nada concreto, solo especulaciones sin pruebas, como para mantener entretenido al país en lo que se avanza en lo de las tierras raras, que si es algo concreto de su especial interés y en marcha.

Sobre el tema de la lucha conjunta contra el narcotráfico, el crimen y la corrupción, Marco Rubio se limitó a felicitar por los logros obtenidos y auguró un desbloqueo de programas e iniciativas que la administración Trump liberará, en lo inmediato. Como era de esperar, y ha sido notable en casos de países como México, la lucha contra estos flagelos se les exige a las demás naciones, sin que Estados Unidos tome las medidas pertinentes para evitar la distribución y consumo de drogas y la exportación ilegal de armas de fuego.

Sin el menor rubor, el Secretario de Estado anunció, y el presidente dominicano de igual manera aceptó, que organismos de control de fronteras y aduanas norteamericanos se basifiquen en el país, controlando de hecho, a los organismos homólogos nacionales, afectando nuestra soberanía y jugando un papel decisivo en asuntos muy delicados de seguridad nacional. Se trata, en concreto, de una peligrosa supeditación a una nación extranjera, sin el visto bueno del Congreso, oculto a la opinión pública nacional y alejado de toda transparencia.

Sobre el tema de Haití, Marco Rubio solo aportó más de lo mismo: se mantendrán algunos programas simbólicos de ayuda humanitaria, y se mantendrán las tropas de Kenia para el control del orden público del país. Ni una palabra sobre la manera concreta de atacar las raíces del mal y del origen de la grave crisis de aquel país: la pobreza extrema en que vive la mayoría de sus habitantes. Desde este punto de vista, constituye una burla a los dominicanos que se proclame, como un gran anuncio que “no se le va a pedir a República Dominicana que acepte una ola masiva de inmigración”, cuando en los hechos, esa ola llega todos los días a través de la desesperada inmigración ilegal que nos afecta por las causas conocidas.

Sobre la Cumbre de las Américas, a celebrarse en diciembre en Punta Cana, República Dominicana, Marco Rubio se limitó a esbozar, como si fuera el dueño del cónclave o su anfitrión, que “haremos todo lo posible para que sea un éxito” y que “esperamos unir a todos los países democráticos de la región”, lo cual deja entrever que a aquellos que la propaganda norteamericana no extienda el salvoconducto correspondiente, por ejemplo, Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros de su desafecto, corren el peligro de no ser invitados. El tema fue mejor precisado en la ronda de preguntas y respuestas, mostrando Rubio, una vez más, su propensión a mentir, y quedando en el aire la posibilidad de que, de excluirse a algunos países por la presión de su país, los Estados Unidos, el foro podría naufragar.

Secuestro del avión de Venezuela

La incautación del avión venía en el libreto de Marco Rubio, pero era uno de los temas secretos. No hay precedentes de que un Secretario de Estado de los Estados Unidos se traslade a un hangar de un aeropuerto a colocar un letrero confiscando una nave aérea, bajo argumentos desnaturalizados. Ningún gobierno debe permitir que una autoridad extranjera vaya al territorio de un Estado a ejercer actos judiciales contra otro Estado. La soberanía dominicana se le puso en las manos a Marco Rubio, complaciendo su antojo.

Propenso al show y al circo mediático, Marco Rubio aprovechó la oportunidad para hacerse retratar, con meses de retraso con respecto a la incautación de un avión venezolano, colocando una notificación en el fuselaje del mismo. Una payasada mediática, destinada a reforzar su pretendida imagen de verticalidad y desafío a otras naciones, en realidad, un paso más en la guerra contra naciones soberanas que, como Cuba, Nicaragua y Venezuela, ni se rinden ni se venden al imperio.

En este contexto, es necesario aunar esfuerzos para crear una gran unidad nacional que permita proteger nuestra soberanía, nuestro patrimonio y el aparato productivo nacional. Estamos seguros de que los buenos dominicanos juntos lograríamos este propósito.

DIRECCION NACIONAL

Febrero 10, de 2025