Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- En los últimos años, el ejercicio del periodismo en Santo Domingo Este ha enfrentado una transformación alarmante que merece nuestra atención y reflexión. Lo que antes era un compromiso con la verdad y el análisis crítico de los hechos, hoy se ha visto empañado por prácticas que ponen en jaque la ética y la integridad de nuestra profesión. La situación es preocupante y nos obliga a cuestionar el rumbo que está tomando el periodismo en nuestra comunidad.
Históricamente, nuestra labor ha sido la de informar a la ciudadanía, desmenuzar los acontecimientos y ofrecer un análisis que beneficie a la mayoría. Sin embargo, en la actualidad, se observa un creciente fenómeno en el que muchos periodistas parecen estar más enfocados en servir a intereses particulares que en cumplir con su deber social. No es raro ver cómo colegas se convierten en protagonistas de titulares, abogando por amigos o aliados a cambio de beneficios económicos, deteriorando así la credibilidad de nuestra profesión.
Esta realidad es desoladora. La ética periodística, que debería ser la brújula que guíe nuestras acciones, se ve amenazada por la búsqueda de aplausos y recompensas inmediatas. Algunos comunicadores se jactan de ser los mejores, pero en su accionar, solo desacreditan a otros medios y a sus propios colegas, en lugar de contribuir a un ambiente de respeto y profesionalismo.
Este cambio drástico en la cultura periodística no solo perjudica a quienes ejercen la profesión, sino que también afecta directamente a la sociedad dominicana, que merece un periodismo honesto y comprometido.
Es vital que los medios de comunicación retomen su papel como guardianes de la verdad y la transparencia. Deben actuar como contrapeso frente a los abusos de poder y las malas prácticas, fiscalizando a quienes ocupan posiciones de autoridad y asegurándose de que la información que se ofrece al público sea objetiva y veraz.
La responsabilidad social del periodista es fundamental para formar una ciudadanía crítica y bien informada, capaz de tomar decisiones fundamentadas y participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y democrática.
Por ello, hacemos un llamado a todos los profesionales del periodismo en Santo Domingo Este y más allá: regresemos a nuestras raíces. Volvamos a ser los defensores de la verdad, los que cuestionan y desafían el statu quo.
La ética y la integridad deben ser los pilares fundamentales de nuestro quehacer comunicacional. Solo así, podremos contribuir a una sociedad en la que la justicia y la transparencia prevalezcan, donde la voz del pueblo sea escuchada y respetada.
La transformación que necesitamos comienza en cada uno de nosotros. Es momento de alzar la voz, de fortalecer nuestra ética y de recordar que el verdadero periodismo es aquel que pone al servicio de la comunidad la verdad, sin miedo y sin intereses ocultos. Hagamos de nuestra profesión un verdadero faro de esperanza y justicia.