La representación del dominicano en Nueva York y el desafío de los valores

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Por Roberto Veras

SANTO DOMINGO, RD.- En un reciente comentario emitido por vía telefónica en el programa «Con Punto & Coma…», Canal 101 y 1101 de Claro y 647 Fire TV, el periodista Rafael Osoria alzó su voz para expresar una preocupación que resuena en el corazón de muchos dominicanos trabajadores residentes en Nueva York.

Según Osoria, llevar a eventos comunitarios en la urbe neoyorquina a figuras que representan antivalores es un irrespeto a la diáspora dominicana que se ha forjado con esfuerzo y sacrificio en tierras extranjeras.

El periodista no titubeó al señalar que el problema no radica en la iniciativa de reunir a los dominicanos en eventos que celebren nuestra identidad cultural. De hecho, calificó la idea como “buena” y “maravillosa”. Sin embargo, cuestionó con firmeza la selección de ciertos invitados que, a su juicio, no representan lo mejor de nuestra sociedad.

Osoria se refirió específicamente a la participación de figuras como Alofoke y Tokischa, quienes han generado controversia por el contenido de sus mensajes y la influencia que ejercen sobre la juventud.

Para Osoria, la presencia de estos personajes en eventos de la comunidad dominicana en Nueva York no solo envía un mensaje equivocado, sino que también afecta la imagen de los dominicanos que han trabajado arduamente para labrarse un nombre digno en el extranjero.

¿Cómo es posible, se pregunta Osoria, que se les rinda homenaje o se les dé un lugar privilegiado a personas cuyo discurso y acciones parecen estar en desacuerdo con los valores tradicionales de trabajo, respeto y dignidad?

Resulta paradójico, señaló Osoria, que mientras se celebran figuras que exaltan la controversia y el espectáculo vacío, se deja en el olvido a los verdaderos héroes anónimos de la diáspora: aquellos padres y madres que han trabajado día y noche para sacar adelante a sus hijos en un país extranjero, sin escándalos ni fama, pero con dignidad y honor.

La reflexión es clara: si queremos proyectar una imagen positiva y auténtica de la comunidad dominicana en el exterior, debemos ser responsables en la selección de nuestros representantes. Esto implica rechazar a quienes, con su comportamiento y discurso, promueven antivalores, y en su lugar, resaltar a quienes realmente inspiran y construyen comunidad.

Es hora de redefinir nuestra narrativa y rescatar lo mejor de nuestra cultura. No podemos permitir que las “pasarelas políticas” sigan opacando el esfuerzo de los dominicanos trabajadores en Nueva York ni que los antivalores se conviertan en nuestra carta de presentación ante el mundo.

La responsabilidad es nuestra, como comunidad, de exigir una representación que esté a la altura de quienes han construido, con sudor y sacrificio, un nombre digno en tierras lejanas.

¿Será posible un cambio de enfoque en estos eventos? ¿O seguiremos presentando figuras que representan justo lo contrario de lo que queremos proyectar? La respuesta está en nuestras manos.