La urgente necesidad de utilizar tecnología satelital en casos de desastre

0
66
General (r} José Antonio de los Santos

Por Roberto Veras

SANTO DOMINGO, RD.- Esta no es una teoría de escritorio. No es una suposición. No es un invento de última hora. Es una recomendación concreta, nacida de la experiencia real, de misiones internacionales donde la vida humana ha dependido de decisiones rápidas y coordinaciones audaces.

El general (r) José Antonio de los Santos no habló desde la especulación ni desde la comodidad de una oficina con aire acondicionado. Habló desde la memoria viva del barro, de los escombros, del olor a muerte y del milagro de encontrar cuerpos con vida bajo toneladas de lodo y concreto.

Lo vivió en Venezuela, en el estado Vargas, cuando aquel deslave sepultó vidas, aduanas y memorias enteras. Lo aplicó en Mozambique, en pleno desastre y frente a campos minados de 1961, donde la tierra misma era una amenaza invisible.

Hoy, desde el programa «Con Punto & Coma…», Su Mundo Tv, Canal 101 y 1001 de Claro, 647 Fire Tv,  el general de los Santos hace un llamado directo, claro y urgente: autorizar el uso de un satélite de detección térmica que puede salvar vidas en el edificio colapsado.

Un satélite que ya ha sido utilizado para fines humanitarios, autorizado en su momento por la embajada de Estados Unidos, y que puede identificar  “desde el cielo los puntos donde aún hay calor humano”, donde puede latir un corazón debajo de los escombros.

No se trata de una fantasía de ciencia ficción. Se trata de una herramienta probada, con resultados concretos: en Venezuela, se salvaron ocho vidas gracias a su uso. En Mozambique, se evitó un desastre radiológico. Es tecnología que funciona. Y lo más importante: está disponible. Solo se requiere un paso político, una llamada, una autorización.

En este tipo de emergencias, cada minuto cuenta. La regla de oro en rescate es la ventana de las 72 horas. Después de ese tiempo, las probabilidades de encontrar a alguien con vida se reducen dramáticamente. Hoy, mientras escribo estas líneas, el reloj marca más de 30 horas desde el colapso. El tiempo apremia, pero aún hay esperanza.

El general lo dijo con claridad: “Una vida que se salve vale muchísimo. No importa el recurso, si se salva una vida, vale más que cualquier presupuesto.” ¿Cómo negar esa verdad tan profunda? ¿Cómo justificar no intentarlo, cuando ya se ha hecho antes, cuando la tecnología está lista, cuando las unidades de rescate de Puerto Rico, Israel y República Dominicana están allí, esperando una señal clara para actuar con mayor precisión?

Aquí no hay espacio para la burocracia lenta. Aquí solo cabe el humanismo ágil. Que se haga llegar este mensaje al Presidente de la República. Que hable con la Embajada Americana. Que solicite, en nombre de la dignidad humana y del pueblo dominicano, el uso de ese satélite.

La historia nos juzgará, no por lo que dijimos, sino por lo que hicimos cuando aún había esperanza. Si hay cuerpos con vida debajo de esos escombros, tenemos una responsabilidad moral y técnica de hacer todo lo posible para rescatarlos. Y en este momento, el satélite no es una opción futurista. Es una decisión de vida o muerte.

Señor Presidente, no es solo una sugerencia: es una oportunidad de salvar vidas.