POR FABIO HERRERA MINIÑO
Se cumplen 64 años de la noche de un 30 de mayo cuando un grupo de osados dominicanos se arriesgó a costa de sus vidas iniciar la aniquilación de la Era de Trujillo que por 31 años había pisoteado todas las libertades de los dominicanos y hasta de los haitianos encerrando la isla con un pesado anillo de hierro donde la negación al apoyo de la dictadura era solucionado con el asesinato de quienes se atrevieran oponerse de la autocracia que nos atenazaba de mala manera.
Por 30 años la población había sido amoldada a los caprichos de la dictadura y hasta la delación surgía en el seno de las familias que con hijos o familiares en desacuerdo con la situación no podían callar sus rencores y esperaban el momento de deshacerse de un mando que para la década del 60 era añejo y mostraba ya signos de una declinación que se aceleraba con el paso de los meses ante un franco deterioro de la salud del dictador.
Cuando Trujillo se desplazaba por los senderos de la capital y de San Cristóbal para ir a la Casa Caoba o a su hacienda, siempre lo hacía con una escolta mínima o ninguna, ya que consideraba que esa zona era un refugio muy amado y lleno de sus seguidores.
Y así, el 30 de mayo de 1961 sin escoltas, tan solo con el conductor de su carro, se desplazaba velozmente hacia San Cristóbal donde lo esperaba la futura amante, quien había estado en el Palacio Nacional en horas de la mañana, que hasta salió fotografiada en la edición de El Caribe del 30.
Los 30 años del gobierno de Trujillo no habían sido un camino de rosas para la tranquilidad del dictador ya que periódicamente habían conatos de subversión. Se descubrían los proyectos de atentados que no prosperaban debido a lo iluso de los organizadores que acababan descubiertos y sometidos a terribles torturas en las cárceles que se habían dispuestos para tales depuraciones.
Las expediciones que en junio de 1959 llegaron al país por las montañas de Constanza y la playa de Estero Hondo se convirtieron en trampas de los expedicionarios. Pero desde ese momento se sembró una llama de esperanza de que por fin la dictadura se conducía a su final y se aceleró cuando en enero de 1960 y meses subsiguientes fue develado un extenso complot en el seno de la juventud en que existían células conspirativas en todos los pueblos y se le adherían la juventud de mas prestigio de las comunidades.
Un grupo de amigos del dictador y de suma confianza comenzó a organizarse para preparar un atentado. Pusieron manos a la obra organizando un compacto de grupo de destacados amigos de Trujillo que algunos habían recibido humillaciones desagradables en algún momento de la dictadura
Así se fueron organizando el grupo de complotados que tuvieron listo su plan para la fecha del atentado puesto que conocían en detalle el movimiento de Trujillo en sus acostumbrados viajes a San Cristóbal, donde nunca le perdió el amor por su pueblo y tenía su imperio ganadero así como la fábrica de armas, de ron, ropas y otras tantas que estaban con eficiencia bajo el control de sus administradores quienes eran personas de reconocida capacidad.
El día 30 mayo de 1961 se inició con la normalidad de un día de primavera caluroso pero en el ambiente muchos sentían que algo iba a ocurrir tal como sucedió y el miedo se apoderó de muchos de los desafectos que estaban encarcelados y cuando se comprobaba su inocencia se liberaban pero otros fueron torturados mientras los parientes mas cercanos a los conspiradores fueron masacrados.