La necesaria equidistancia y pluralidad

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Teófilo -Quico- Tabar

POR TEOFILO -QUICO- TABAR

Aunque haya pensadores que opinen lo contrario, he sido, a lo largo de mi vida, un ferviente creyente de la necesidad de que quienes dirijan tengan influencias, orienten o controlan instituciones, deben actuar manteniendo equidistancia y pluralidad. Lo que no quiere decir que dejen de tener criterios sobre determinados temas ni tener afiliaciones. Pero sí teniendo presentes que los demás pueden tener opiniones diferenciadas. Que no todo el mundo tiene que aceptar las ideas como si se tratara de palabra de Dios. Por eso, los que tienen el privilegio de expresarse a través de los medios, deben ser cuidadosos. Jamás llegar a creer que por contar con esa facilidad y oportunidad, son poseedores de la verdad absoluta y de la razón.

Cuando alguien ofrece una opinión que no concuerda con las de otros, casi siempre se escucha la expresión de que está equivocado. Cuando lo correcto es decir que no coinciden en ideas o planteamientos. Porque hay diversidad de ideas, corrientes y opiniones. Y no todo el mundo tiene necesariamente que pensar igual. Lo que no tiene que ver con el cumplimiento de las normas. El cumplimiento de normas y leyes son otra cosa. Ya que todos estamos en el deber de respetarlas. Pero no así cuando se trata de ideas o pensamientos.

Cuando se tratan temas que hacen opinión, cualquier persona puede tener discrepancia con ellas y por tanto, cuenta con derecho a disentir y exponer sus criterios propios. Mucho mejor, cuando expone las medidas que entiende más convenientes. Porque nadie es dueño absoluto de la verdad. No importa el papel que desempeñe ni quien lo expone o sugiere. Sólo son aceptables en las entidades dogmáticas, como la iglesia.

Los propios medios de comunicación, dirigidos por personas con criterios y probablemente con buenas intenciones, deben ser prudentes y entender que sus opiniones pueden estar ajustadas a sus propios criterios o de los grupos que los sustenta, pero no necesariamente todos tienen que coincidir con ellas ni considerarlas como pauta a la cuales hay que aceptar.

Otra cosa que hay tener en cuenta es que las opiniones, desde que son emitidas, ya no pertenecen a quienes las exponen, ni todo el mundo las interpreta de la misma forma. Porque para nadie es un secreto, la variedad de interpretaciones que se les dan a la cosas, incluso a leyes y normas.

Pienso que hoy más que nunca se hace preciso que quienes tienen el poder de emitir opiniones, de dirigir y orientar, deben tener presentes la equidistancia y la pluralidad. Saber que hay quienes piensan diferente. Que el objetivo lógico de quienes exponen es el de convencer a los demás sobre sus ideas o criterios, pero no imponerlos como si fuesen dueños del cerebro de los demás.

Equidistancia y pluralidad es saber que hay otros puntos de vista con iguales derechos. Reconocer que hay igualdad de distancias entre varios puntos, incluso entre varios puntos de vista. Entender también que existen instituciones universales que son entidades que operan y tienen influencia a nivel mundial que trascienden las fronteras de los países y sus culturas. En tal virtud, estar conscientes de que, manteniendo la equidistancia y pluralidad, siempre se hará más fácil lograr consenso. Porque el consenso no se impone.