Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Aunque una gran parte de los dominicanos radicados aquí, alabaron el discurso del presidente Luis Abinader, mostrándose esperanzados en las soluciones prometidas, reclaman la eliminación de los altos impuestos a los pasajes aéreos, las remesas, por entrar y salir de su país, seguridad ciudadana y social, un seguro de salud universal que incluya a la diáspora, la designación del prometido procurador general independiente y un mejor trato cuando vayan de paseo o regresen en retiro a la República Dominicana.
En su discurso ayer domingo 16 de agosto ante la Asamblea Nacional, Abinader dijo que “esa república que vive lejos de esta isla es la que ha mantenido su esfuerzo en un momento tan duro como este, aumentando las remesas para ayudar a sus familias. Ellos siguen demostrando su inmenso apego a esta tierra, colocada en el mismo trayecto del sol y de la luz. Tienen sus cuerpos fuera, pero su alma y su cultura permanecen entre nosotros. A esta querida diáspora en el exterior solo podemos decirle: GRACIAS”.
En respuesta, numerosos dominicanos consultados en las calles del Alto Manhattan por este reportero, dijeron que el discurso de Abinader los llena de nostalgia y esperanza, pero le piden no convertirse en otro de los candidatos y/o presidentes mentirosos que a través de la historia se han derrochado en alabanzas hacia la diáspora sin ni siquiera acordarse de lo que prometieron después de llegar al poder, con el que muchos se han envilecido, citando al saliente presidente Danilo Medina.
Entre las figuras reconocidas que se refirieron al discurso, están el ex vicecónsul, ex presidente del Instituto Duartiano y activista comunitario Bienvenido Lara Flores, uno de los mentores del grupo “Reformistas USA con Abinader”, quien señaló que la comunidad en el exterior y el pueblo esperan que se corrijan todos los males del pasado.
“Y que acabe con la corrupción para que el país entre en una etapa de bienestar por el que tiene trabajar a partir de ahora”, agregó Lara Flores.
El declamador y gestor cultural Justo Luperón (Frank Adolfo), expresó que Abinader debe responder con la responsabilidad por la que el pueblo le dio la confianza.
“Que se comporte a la altura de las circunstancias”, añadió el artista.
Alex Pérez, quien trabaja en una farmacia en el Alto Manhattan, sostuvo que la diáspora espera que Abinader meta a todos los corruptos y ladrones presos, aún sean de su propio partido, una de las promesas por la que el pueblo lo eligió presidente.
Antonio Martínez, un retirado como empleado privado, dijo que quiere que Abinader mejore la educación y la salud a todos los niveles.
María Taveras, quien es una trabajadora de la salud en el hogar cuidando ancianos, le recordó al presidente que la diáspora sigue siendo tratada como lo peor del país.
“Nos tratan como ciudadanos y ciudadanas de tercera categoría a pesar de todo lo que hacemos para ayudar a mantener a nuestro país, y es algo con lo que Abinader debe terminar”, añadió.
Pedro Almánzar, quien labora en una compañía de limpieza en Nueva Jersey, pero reside en el Alto Manhattan, dijo que el maltrato a la diáspora se refleja en pagar los impuestos más altos del mundo por los pasajes de aviones y las remesas.
“Queremos que Abinader acabe con ese abuso, porque ya está bueno”, añadió visiblemente indignado.
Altagracia Batista, empleada en una agencia de cambio de cheques (Cheks Cashing), expresó que cuando viaja a la República Dominicana, antes de bajar del avión, la invade el temor de que podría ser atracada y hasta asesinada debido a la inseguridad ciudadana, cuyo control es una de las aspiraciones de la diáspora.
“La solución no está en nombrar dos procuradoras generales, sino en comenzar de inmediato una profunda reforma en un sistema podrido y disfuncional que solo sirve a los políticos de turno en el Gobierno y a los sectores fácticos poderosos del país”, señaló Patricio Aguasvivas, un estudiante de ciencias políticas en un colegio comunitario de Massachusetts.
Agregó que la dominicanidad en el extranjero exige una justicia con equidad y que sirva a todos por igual, sin importar la posición ni el estrato social de quien vaya delante de un juez.
“Que esa balanza que simboliza la impartición de justicia con equidad jamás se vuelva a inclinar hacia un solo lado”, agregó sugiriendo al presidente que debe crear una comisión de ética judicial que se encargue de vigilar las conductas de los jueces y fiscales y en los casos de corrupción y sobornos, recomiende sus cancelaciones inmediatas y enjuiciarlos.